Por Colectivo de Abogadxs Populares La Ciega (en COB La Brecha)[1]
Foto: La Brecha La Plata |
Bruera (el
intendente de La Plata) pretende poner el acento en responsabilizar a Dardo
Rocha sobre las inundaciones, quien un siglo atrás no podía anticipar los
avatares climáticos ni la contaminación ambiental, sin embargo Bruera, un
visionario de la especulación económica, pretende sacarle el jugo a la
ciudad con el desarrollo inmobiliario
exprimiendo al máximo el conglomerado urbano. Desde La Ciega, junto a muchas
organizaciones y vecinxs, Intentamos ponerle un freno judicial ante tanta
andanza mal habida sobre la legislación platense. En esta nota les presentamos
un breve repaso por la historia de la “ciudad soñada”, y por lo que sucedió
desde que Bruera asumió el poder en la ciudad, con su política de urbanismo a cualquier precio en
beneficio de Building, Dacal, Credil, Moragues, y otros. Al final proponemos
algunas líneas para pensar los desafíos actuales.
I. A modo de introducción
Partimos este análisis de la siguiente
premisa: a pesar de la gran cantidad de lluvia caída el 2 de abril de 2013 en
la ciudad de La Plata, la catástrofe no habría ocurrido sino hubiera sido por
diversos factores humanos de los cuales existe responsabilidad de las
diferentes intendencias (Alak y principalmente Bruera), así como también por la
complicidad del gobernador provincial en la ratificación del COU y del gobierno
nacional, omitiendo la protección de la ciudad que debe ser protegida por haber
sido declarada patrimonio nacional. En igual sentido, no debemos omitir
responsabilidad a las grandes empresas constructoras que se han enriquecido en
estos años en detrimento de la ciudad: Building, las Dacal, Credil, Moragues, etc.,
son responsables de la tragedia, como así también las empresas que desarrollan
emprendimientos de barrios cerrados. Todas sus acciones de enriquecimiento
ilícito (destruyendo una ciudad protegida por normativa nacional, aprobando
códigos urbanos entre gallos y medianoches en departamentos cerrados y sin los
procedimientos estipulados) en los últimos 20 años tuvieron incidencia directa
en la inundación, por lo que deben ser repudiadas por el pueblo platense, a
través de sus organizaciones sociales, políticas, de derechos humanos, y de
todos los vecinos y vecinas. Luego de consultar a especialistas podemos afirmar
que, a pesar de la cantidad de agua que cayó, la inundación no se habría
producido de haber sucedido en 1970 o 1990, porque habrían funcionado las
infraestructuras de desagüe urbano, entre ellas el propio suelo verde quitado
en estos años para el avance edilicio. También existe responsabilidad de la
Universidad Nacional de La Plata en no rechazar categóricamente el COU al ser
interpelada por las organizaciones sociales, como así también de la SCJBA y del
Juzgado Federal Nº 4 de La Plata en permitir su continuidad a pesar de las
acciones presentadas. La necesidad de no incorporar más edificios, cemento ni
mayor densidad humana son imprescindibles junto con la realización inmediata de
las debidas infraestructuras hidráulicas necesarias para el nuevo escenario
urbano
II. La Historia urbana, política y social de La Plata.
La historia de la
ciudad de La Plata es una historia capital. Su nacimiento tiene que ver con la
república oligárquica constituida luego del triunfo de la metrópolis porteña
contra el proyecto de un país descentralizado, siendo creada La Plata para
reemplazar a la ciudad de Buenos Aires como capital del territorio que centraba
las haciendas bonaerenses, y cediendo el territorio porteño para que allí se
constituya la capital de un país, el único lugar donde Dios
iba a atender sus asuntos, además de las finanzas nacionales y la aduana. La
aristocracia agraria y ”modernizadora”, mientras mejoraba y profundizaba la
generación de enormes ganancias sobre las pampas sin generar por esto una
economía pujante, pudo constituir uno de los proyectos más singulares y
creativos a nivel urbanístico en la historia de la humanidad, proyectándose así
La Plata, ciudad Capital de la provincia de Buenos Aires.
Se emplaza así otra
orgullosa excepción a la dinámica urbana, otra de las pocas ciudades ideadas
previamente a su constitución. Se barajaron para esto diferentes lugares de
instalación, diversos proyectos, diversos autores. El sitio se pensaba incluso
desde lo geopolítico: más al sur, mayor descentralización; más cerca de Buenos
Aires mayor posibilidad de competencia por su puerto. Ningún detalle podía ser
dejado al azar. Sus masones creadores intelectuales, se enrolaban en logias y
despreciaban la aristocracia y la religiosidad de la burguesía parasita. Sus
creadores materiales, obreros inmigrantes, fueron dejados afuera del acto de
inauguración de la ciudad allá por noviembre de 1882.
Así nace la nueva
capital de la provincia de Buenos Aires, con un trazado único y excepcional. Un
centro geográfico desde donde salían dos diagonales que atravesaban la ciudad
de punta a punta, avenidas y plazas cada seis cuadras, calles con números y no
con supuestos héroes nacionales, edificios con diversos símbolos ocultos y anticlericales,
una circunvalación que separaba el sector urbano del sector de quintas,
pensándose como autosustentable en relación a las chacras que allí podrían
instalarse, un sistema de transporte publico ágil y moderno. Se construyó un
enorme puerto y se instalaron diques que permitían comunicación fluvial y
desagotes rápidos y eficientes. Desde la
infraestructura también fue sumamente novedosa, esta nueva ciudad contó con la
primera instalación eléctrica del país, el primer servicio de agua potable, en
su rol capital de un vasto territorio, se instalaron vías férreas que la
interconectaban con toda la provincia y con capital federal (el primer tren allá
por 1882 tardo 50 minutos en llegar). También fue sumamente novedosa la
concepción higienicista, que hoy llamamos sustentable o respetuosa del medio
ambiente, instalada desde la matriz de la ciudad. La luz solar era sumamente
importante que se metiera en veredas, calles y casas. Las anchas aceras y
numerosos bulevares se ofrecían como lugar de socialización y esparcimiento,
las amplias plazas y parques cumplían un rol central, junto con un frondoso
bosque; numerosas especies arbóreas se plantaron aquí y allá. Para este
proyecto de ciudad se proyectaron viviendas de baja altura, y los servicios
públicos fueron de avanzada en ese sentido, aunque 100 años después se hayan
sobrecargado (desde 1886 primer servicio público eléctrico de América del Sur,
desde 1887 servicio de telefonía y telegrafía, desde 1885 servicio público de
transporte y primer tranvía eléctrico latinoamericano, entre otros).
La ciudad capital
se constituía así como la nueva joya urbanística argentina, lo que también
desde su nacimiento le costó el maleficio de los porteños, quienes competirían
durante todo el siglo para que su puerto –y sus regalías- no pudieran hacerle
sombra a Su Puerto, el que los hace Porteños, produce parásitos y los transforma
en privilegiados.
Pasaron
aproximadamente 100 años en los que La Plata, con algún que otro desvío, pudo
mantener su espíritu de ciudad ambiental, a escala humana, que priorizaba la calidad
de vida de sus habitantes. En el medio podemos nombrar algunos hitos que
demuestran también la ceguera de quienes gobernaron La Plata en la centuria
pasada. La separación de Berisso y Ensenada para que en la capital provincial
no ganara “la chusma” obrera, la demolición total y reemplazo luego del
incendio parcial del Teatro Argentino, de diversos “petit hotel” de alto valor
histórico derrumbados, la desactivación de los talleres ferroviarios de Tolosa,
y Los Hornos, la desaparición de un medio de transporte ágil, silencioso y
eficiente como el tranvía y la cancelación de los trenes que la unían con
diversos puntos de la provincia. De esto fueron responsables intendentes, gobernantes
nacionales y provinciales. Mientras asumían la represión interna y el
vaciamiento, se entregaba el país al poder financiero internacional. Se avanza
entre otras cuestiones en una paulatina desactivación de las vías férreas para
reemplazarlas por el transporte motorizado por el petróleo y sus industrias
relacionadas desde la década del 1950 lo que impacto en el tendido ferroviario
platense y bonaerense en general.
III. La Plata, botín redituable de las grandes empresas constructoras y de los intendentes
Si bien ya existían
indicios del nacimiento en nuestra ciudad nueva “arquitectura moderna”
sumamente pragmática y especuladora reduciendo patrones mínimos de “convivencia
espacial”, el momento en que se produce la ruptura, “el quiebre” de La Plata
que comienza a verse como un “botín” de las empresas constructoras se inicia con
el actual Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, devenido en kirchnerista,
Julio Alak (quien fuera intendente de la La Plata), y se profundizó ampliamente
con el a veces kirchnerista Pablo Bruera.
La patota de la torre y la piqueta comenzó a ver la potencialidad de la ciudad,
nuestra ciudad (de todos y de todas los/as habitantes) de La Plata, como una
inversión sin riesgo, lo que se potenció con la autopista y su rápidos accesos
a Capital Federal. El negocio era simple y “redondo” para quedarse con la plusvalía
urbana, si se tiene una ciudad con diversos servicios ya instalados, con altos
estándares de calidad de vida, con amplios parques y pulmones de manzana, con
buena circulación, pueden proyectar tirar casas abajo, y donde vive una
familia, pueden vivir 20, 40, 60….sin considerar el soporte necesario de
infraestructuras sanitarias; agua potables, desagües, energías, espacios
públicos utilizables para recrearse, transitar o estacionar, mas obras de
equipamiento urbano; escuelas, jardines, guarderías, etc. ¿Y el impacto que
esto debe generar en circulación de masas de gente, transporte colectivo,
estacionamiento? ¡A quien le importa eso?!
Y la ciudad deja de
pensarse como una construcción humana colectiva y diversa, sus lógicas son
fuertemente orientadas por la ganancia, por el capital de la hormigocracia. Y allí entraron a jugar los otros
culpables de esta tragedia, los Building, los Credil, los Dacal, Moragues; el
diario el Día, inversor de estas empresas y actor central en este negocio. En la
ciudad empiezan a emerger las inmobiliarias y las empresas constructoras, los barrios
cerrados y los clubes de campo, los fastuosos estadios en terrenos públicos (un
ejemplo es el Estadio Único, tan lleno de cemento impermeable que hasta tiene
césped móvil); se extienden los automóviles, los estacionamientos privados y
los medidos, y desaparecen las posibilidades de vivienda digna y del goce del
espacio público, los planes públicos de vivienda, las ramblas, los espacios
verdes, el cielo, el sol. Se construyeron 2 millones de metros cuadrados,
se pasó de 250 a 1200 habitantes por hectárea, ¿eso no es una conducta dolosa y
que convoca a la tragedia? Y mas aún si se lo hace sin el mínimo acompañamiento
de infraestructuras. La ganancia obscena
como sepulturera, la muerte convocada para hacerse el gran banquete.
Socialización del espacio urbano o barbarie.
Y La Plata ocupó el
rol de ciudad capital, del capital fácil, del capital especulativo, de la ganancia
sencilla; de la burguesía parasitaria, no debiéndole envidiar nada a los que
dejan reposar las vacas, aquí dejan reposar su dinero y sus sobornos,
construyendo edificios y destruyendo el
medio. Como señala Marx, en el capitalismo todo se transforma en mercancía. Si
los seres humanos somos mercancía, como no lo va a ser un objeto inanimado (al
menos desde la perspectiva de los especuladores) como una ciudad. ¿Identidad
ciudadana? ¡¿Qué…..?! ¿Qué ciudad con historia ni ciudad con historia ni que
ocho cuartos? ¡Dinero! ¡Poder Político! Ambición, capitalismo, destrucción.
¡Julio! ¡Agosto! Abril…[2]
El lucro empresario
ya se había llevado vidas, vidas de obreros que en el afán empresarial y en la
complicidad de las burocracias sindicales son parte del negocio, de vecinos que
eran víctimas de derrumbes y desmoronamientos. Y aquellos que ven solo
mercancía, asimismo borran lo que la ciudad constituye en las personas, en la
calidad de vida, en la identidad, en los recuerdos. Eso no cuenta para los
especuladores, ellos quieren ganancia, más y más ganancia. Pero la cara más
trágica del afán especulativo fue mostrada por la inundación de abril, que se llevó
más de 52 vidas y numerosas desapariciones. Y a pesar de la catástrofe, cuando
pase de las tapas de los diarios este tema, seguirán construyendo más
edificios, más monstruos de cemento, para seguir consiguiendo ganancia fácil a
costa de la ciudad y de sus mayorías.
IV. El COU y otras ayuditas estatales a la catástrofe
El negocio inmobiliario
pegó un salto astronómico en la gestión Bruera, quien llegó sin apoyo político
y negocio la reforma del Código de Ordenamiento Urbano (en adelante COU) a
cambio de 30 millones de pesos para financiar su campaña política de 2009. La
modificación del COU se proyectó no en el Consejo Deliberante sino en
departamentos privados de estas empresas. Los planos de la reforma no se
conocieron hasta un día antes de una aprobación que fue convocada con otro
temario y con la cínica excusa de que beneficiaría a los sectores postergados, esto
ya que se permitió construir el lote
social en zonas inundables, con medidas mínimas infames, sin obligación de
infraestructura básica, trasgrediendo el Decreto-Ley provincial 8912/77. En
fin, un gran negocio ilegal reproductor de la “No ciudad” o ciudad informal o
marginalidad urbana o como queramos llamarle al arrasamiento que vemos día tras
día, y a la condena de las mayorías a vivir en lugares inhabitables y en
condiciones insalubres.
Por otra parte, el
negocio de los barrios cerrados (prohibidos en toda el área urbana de Rosario
en 2010[3])
también tiene un peso importante en la catástrofe. Estos proyectos excluyentes,
antidemocráticos y aprobados a las
sombras del estado de derecho[4]
son privilegiados en el direccionamiento de servicios públicos para minorías en
detrimento de las mayorías (Ruta 25 en el GBA uniendo Pilar y Escobar, por
ejemplo). Muchos de los lotes que utilizan estas empresas fueron realizados en
negocios irregulares en los `90, o comprados a precios irrisorios en loteos rurales
que luego con un Decreto aprobando cambios de zonificación a zona urbana
cotizan a valores extraordinarios, o “rastreados” judicialmente a efectos de
lograr un rentable pasaje de dominio. En diversas oportunidades van acompañados
de inmediatas obras de acceso e infraestructura que “casualmente” sí se
realizan. Las formas de habilitación de planos y
la tercerización de los controles, también posibilitan negocios fraudulentos.
Estos barrios de la elite que destruyen la trama urbana y las vías de
transporte, suelen aprovechar, mediante
contactos, aquellos terrenos más elevados mientras que dejan para las grandes
mayorías el hacinamiento, la falta de infraestructura
y los terrenos inundables. La construcción en estos terrenos bajos fue permitida
de manera inefable también por el nuevo COU.
Otras obras u
omisiones del Estado también tuvieron incidencia en la inundación. La
construcción de la autopista o la ejecución de viviendas en cursos de agua como
en 146 y 52 de Los Hornos, la mala gestión de residuos como los encontrados en
el Arroyo El Gato; automóviles, neumáticos en desuso, etc; las cuales funcionan como una barrera
artificial para el escurrimiento del agua hacia el rio. También la falta de
obras de infraestructura hídrica fueron determinantes, siendo que la Facultad
de Ingeniería de la UNLP había advertido, mediante informes de viabilidad del
proyecto, a la Municipalidad de La Plata en 2004 y 2007 sobre la posibilidad de
la catástrofe, pudiendo entrever la responsabilidad penal por estrago doloso de
los funcionarios (por el intendente y quienes dieron su visto bueno al COU). Las
fuertes inundaciones de los años 2002, 2005, 2008, 2010. La construcción del
Estado Único que se llevó adelante sin haberse dado a conocer públicamente si
existían estudios previos de impacto ambiental, también habría tenido
incidencia. La alta edificación del suelo del bosque platense que la Universidad
acelero en los últimos años quita no solo espacio público
para ser disfrutado por la comunidad, sino también espacio verde absorbente,
lo mismo que los grandes estadios y el incumplimiento de relocalización de
obras provinciales del Paseo del Bosque (Estadio del Club Estudiantes de La
Plata, Policía Científica, Galpones sobre calle 1 y 115, etc.).
Por su parte,
fueron determinantes la falta de obras de saneamiento en el principal arroyo de
la ciudad “El Gato” y en otros
secundarios como el arroyo “Maldonado”. En ese sentido, hay que señalar que del
fideicomiso creado para sanearlo por el gobierno nacional en el año 2006 sus
recursos fueron desviados irregularmente por De Vido (Ministro de
Planificación) y José López (Obras Publicas).
V. La resistencia de la sociedad y el pueblo organizados.
www.realpolitik.com.ar/nota.asp?id=4212 |
Al momento de la
modificación del COU, en abril de 2010, vecinos y vecinas de diferentes puntos
de la ciudad habían comenzado a unificar sus rechazos ante la destrucción que se
estaba realizando sobre la ciudad. Profesionales, estudiantes, trabajadores,
artistas, constituyeron un frente de acción que tomó el nombre de Defendamos La
Plata, donde participamos desde el Colectivo de Abogadxs Populares La Ciega.
Se comenzaron a
realizar diversos documentos de insumo para conocer y evaluar de manera
multidisciplinaria la destrucción que se estaba llevando a cabo. Se realizaron
manifestaciones, escraches (por ejemplo, en el acto municipal del 25 de mayo de
2010 donde fuimos intimidados/as por patotas del Bruerismo) y abrazos de
protesta a casas monumentales prontas a demoler. Asimismo, se llevo la
discusión a los colegios de profesionales y a las facultades, se masificó la
protesta en los medios de comunicación y en las redes sociales. A pesar de que estas instituciones hoy digan sorprenderse de la trágica
inundación, en su momento, invitados a participar en las acciones que
supusieran la suspensión del COU, le quitaron trascendencia a la resistencia
social. No es de extrañar que, en este negocio, los grandes estudios
profesionales u oficinas estatales de control también tengan su porción de
torta, y responsabilidad por lo sucedido.
En ese marco desde La
Ciega se presentó una acción legal en el ámbito federal, encontrando su primer
resistencia por parte del Juzgado Federal Nº 4, a cargo del juez subrogante José
Luis Deglau. La competencia federal fue rechazada en primera instancia y luego
acogida por la sala III de la Cámara de Apelaciones.
Posteriormente el Juzgado
de Primera Instancia, compelido por la Cámara, hace lugar a 3 medidas cautelares
de un pedido mucho mayor. Estas fueron: la suspensión de edificios protegidos
por listado 1579/06 y aquellas anteriores a 1930 dándole intervención a la Comisión
Nacional de Museos; la inhabilitación de entregas de nuevos permisos de obra; y
la suspensión de modificación en espacios verdes públicos (como achicamiento de
ramblas o uso indebido de plazas). Sobre aquellos puntos denegados se apeló por
parte de la accionante exigiendo el resto de los puntos solicitados.
En el pedido de la
acción federal aceptado de manera parcial y acotada (resolución apelada para
requerir la aplicación de todos los puntos) se requería la nulidad del COU, la
suspensión de obras mayores a 3 pisos de altura y la modificación de viviendas
de alto valor patrimonial, la prohibición de modificar los espacios verdes de
la ciudad, entre otras cuestiones.
En esta acción
judicial se planteaba que “intereses espurios han logrado abusar de la norma
que ya los beneficiaba –en referencia al código de Alak-, construyendo aún más
que lo permitido. Que sin conformarse lograron de manera oculta sancionar una
norma que profundiza en perjuicio a la identidad histórica y al medio ambiente.
Que a partir de ese momento incluso se comenzaron a tirar abajo viviendas que
se encontraban protegidas por normativa diversa, a un ritmo vertiginoso,
sabiendo que se preparaban acciones legales para detener esto y apurándose para
esquivarlas, amparándose en el alto poder económico que han logrado con esta
actividad depredatoria.” Se requirió en ese momento que a futuro se
recompusieran los daños causados a la ciudad por esta actividad especulativa inmobiliaria
para que recuperara las características que tenía en el año 1999, cuando es
declarada patrimonio nacional.
Para esta acción se
tomaba como referencia el Decreto- Ley Nacional 1308/99, que declaraba a La Plata
como Patrimonio Histórico Nacional,
protegido así también por la legislación internacional de la Unesco sobre
preservación de patrimonio cultural, que considera protegidos aquellos bienes
culturales aun cuando no hayan sido incorporados taxativamente (por lo que La
Plata no logra ser protegida por la UNESCO porque este organismo, allá por
1995, considero que no existían planes de conservación). Se planteaba que el
estado nacional era el encargado de garantizar la protección del patrimonio
ante la comunidad internacional, como así también la imposibilidad de que
exista regresión en materia de derechos humanos ambientales (densidad de
habitantes, menor cantidad de espacios verdes por habitante, derecho al patrimonio,
a una vida saludable, el derecho a la identidad común, etc.). Esta acción tuvo
el apoyo de ONG´s reconocidas en la materia, entre ellas la CEPA dirigida por el arquitecto Rubén Pesci, por el decano de
Arquitectura de la UNLP y diversos sectores o barrios perjudicados.
Por otra parte se presentó
una acción ante la jurisdicción local, con una acción de inconstitucionalidad
originaria ante la Suprema Corte de Justicia. Se planteaba aquí la violación a
los derechos ambientales y patrimoniales garantizados por la constitución
provincial, la falta de adecuación con la ley del suelo provincial; se
describía con exhaustiva prueba la falta de evaluación del estudio de impacto
ambiental, la ausencia de obras de infraestructura, de órganos de participación
ciudadana, se planteaba el aumento en el índice FOT y FOS, los cuales tienen
relación con la posibilidad de mayor construcción en los terrenos, cuestión que
en la inundación tuvo una incidencia negativa ya que disminuyo el área con
tierra que antes ocupaban las casas y ahora son cemento de edificios,
impidiendo un mayor escurrimiento del agua. Así, se solicitaba declarar la
inconstitucionalidad del COU, la abstención de autorizar permisos de obras y
demolición.
VI. La complicidad de los actores judiciales y de la UOCRA
En el transcurso de
estas acciones se obtuvieron triunfos parciales y más o menos permanentes. La
acción judicial en el ámbito federal referida obtuvo, luego de duras batallas,
los puntos reseñados.
La acción
provincial ordenó la suspensión provisoria del COU, pero ante la presión y lobby
del Diario El Día, de las empresas constructoras, la poderosa Cámara Argentina de la Construcción, la dubitativa y a veces cómplice conducta de
los Colegios de Arquitectos e
Ingenieros, como así también de la burocrática UOCRA (con cortes de
calle para proteger los intereses de sus patrones,
fogueados por la misma concejal Valeria Amendolara), la SCJBA demostró que les
interesa más el derecho a la propiedad de unos pocos antes que los
derechos comunes de la población, a la identidad, al ambiente, a la cultura. Así,
dictó un fallo sumamente benévolo para las empresas y la Municipalidad,
restringiendo mínimamente ante algunos puntos. Sin duda existe responsabilidad también
de la SCJBA en la tragedia.
A los activistas
agrupados en Defendamos La Plata, la experiencia en esta luchas nos demostró,
en rasgos generales, grandes enseñanzas y confianza en la organización propia.
En el proceso se vislumbro la necesidad de confiar en
las fuerzas sociales activas y no en las promesas de funcionarios funcionales, se
confirmó la evidente y perversa decisión de NO planificar la ciudad y su crecimiento,
como así también la falta de compromiso de las
empresas de servicios públicos y la ausencia del estado provincial en
cuestiones vitales. Fue un acierto entrar a los juzgados y salir a la calle,
pudiendo reconstruir un espacio con una lógica propia, que pudiera
desarrollar con argumentos técnicos y políticos el rumbo caótico que estaba
tomando la ciudad. Le demostramos a Bruera y su sequito (incluida su patota)
que íbamos a dar pelea. Así también, pudimos conocer las limitaciones de nuestro
espacio. A diferencia de los vecinos capitalinos de Basta de Demoler, o de la más
reciente Asamblea en Defensa de lo Público, quedo evidenciado que sin
mecanismos de acción directa que ejerzan presión en el corazón del poder
político pueden más los intereses millonarios, siendo
que la presión se hubiera multiplicado con medidas de lucha directas. Las
instituciones de la republica suelen proteger, en la mayoría de los casos, no a
aquellos que tienen más razón, sino a los que tienen más dinero. Durante la
vigencia de la medida cautelar ante la SCJBA, el líder de la UOCRA platense
Pata Medina realizo acciones directas durante varias jornadas, las empresas (incluido
el diario El Día) incrementaron el lobby. Nuestra confianza en el Poder
Judicial se desvanecía ante los ojos de estos funcionarios, por lo que se
imponía también tomar las calles.
VII. Los desafíos pendientes.
Foto: La Brecha La Plata |
En los momentos de
la inundación y posterior a ella, fue el pueblo organizado ante la desidia y
las disputas entre diferentes sectores políticos quien dio respuesta a la
tragedia. El gobierno nacional escatimaba la ayuda para sacar tajada de su
disputa con Bruera, mientras militarizaba diferentes zonas urbanas,
coaccionando a los vecinos en los sectores más postergados. Las organizaciones
oficialistas “tomaban” y militarizaban la Universidad pública para repartir los
materiales donados, impidiendo a quienes venían trabajando solidariamente
continuar su trabajo si no era mediante la representación de esa organización
política. La Municipalidad y la Provincia demostraron el vaciamiento del
Estado, debiendo repartir lo que era donado por particulares.
Organizaciones
políticas y sociales generamos puntos de recolección, clasificación y
distribución de mercadería. Llegaban donaciones de todo el país. La tarea de muchos
de nosotros se complementó con un corrimiento del asistencialismo, planteando
la responsabilidad estatal y la necesidad de generar espacios de auto
organización y exigencia al Estado. Se realizaron marchas y acciones exigiendo
colchones, mercadería, subsidios. Se le hizo saber a Bruera y a los concejales
que somos completamente conscientes que lo que paso no fue algo inesperado. Se tomó
el Consejo Deliberante exigiendo la renuncia del nefasto Bruera. La toma de conciencia
fue extendida y profunda. Las tareas actuales,
entendemos, tienen que estar relacionadas con seguir estudiando las causales de
la tragedia y las responsabilidades estatales y de las grandes empresas
privadas.
Se debe
exigir la anulación del COU, la elaboración de un gran diagnostico ambiental, la
elaboración de un nuevo Plan Urbano Ambiental e inclusivo, un nuevo código
normativo y de edificación, así como
también la realización
de obras públicas para que esto no vuelva a pasar, el impedimento de construir
un metro más de cemento y de retornar a la ciudad con los parámetros de calidad
de vida de décadas pasadas.
El desafío se
presenta en poder conjugar la necesidad de requerimientos concretos al Estado (al
cual podría sumarse exigencias de aportes a las grandes empresas privadas que se
han beneficiado enormemente de manera ilegal en estos años) en materia de apoyo
social con la necesidad de establecer las responsabilidades políticas. Resulta
necesario madurar las condiciones de conciencia del
pueblo, haciendo la operación inversa al facilismo de propiciar la apolítica y la
no bandería. Al contrario, debemos generar espacios unitarios de acción, donde
se puedan transitar los reclamos mayoritarios (renuncia de Bruera,
responsabilidad provincial y nacional) en un amplio espíritu democrático y
combativo, poniendo por delante los intereses comunes pero sin renunciar a las
identidades políticas que cada grupo trabaja, confiando en las fuerzas vivas
del pueblo. La apolítica es una forma de hacer política que posibilito el
neoliberalismo, debemos combatirla de raíz, más frentes de acción conjunta, más
solidaridad. Debemos procesar las diferencias. Debemos tomar lo nuestro por
asalto.
Debemos retomar la
calle, reconstruir el poder popular, y pensar aquellas tácticas más efectivas
para coronar un renacimiento de una ciudad inclusiva y una capital para todos y
todas.
La Plata ciudad
capital. Capital de la armonía ambiental y la calidad
de vida hace unos años. Capital de la especulación, la desidia, la renta
inmobiliaria, la apropiación de lo público y de la ganancia fácil desde hace
unos pocos. Capital de la muerte por no planificar, regular ni afrontar
obras. Malvenidos a La Plata, ciudad
capital.
[2] “Bruera es agosto” porque viene después de “Julio”, en referencia
a Julio Alak, anterior intendente de la ciudad, fue el eslogan de campaña del
actual intendente, ahora el nuevo eslogan que se lee en las calles de la ciudad
es “Bruera es Abril” mes en el que
ocurrió la peor catástrofe social de la ciudad.
[3] Ver http://www.pais24.com/index.php?go=n&id=110992
y http://www.girosrosario.org/mail10/Dossier-ya-basta-country-web.pdf
[4] Para conocer el entramado ilegal es muy valiosa la nota publicada
en La Pulseada en el N80 de junio de 2010, en http://www.lapulseada.com.ar/80/80_cou.html
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