Jorge Julio López
Es una de las tantas personas que con su coherencia de vida y su lucha, colaboraron en la primera condena de un genocida desde la nulidad de las leyes del olvido y del perdón.
Toda su vida luchó por la memoria, la verdad y la justicia contra quienes “necesitan” que la impunidad continúe cubriendo con su negro manto las aberraciones del pasado.
Su primera desaparición forzada
El 27 de octubre de 1976, Jorge Julio López fue detenido ilegalmente y mantenido en cautiverio hasta el 25 de junio de 1979. Estuvo secuestrado en los Centros Clandestinos de Detención que funcionaron en cuatrerismo de Arana, en el “Pozo de Arana”, en las comisarías 5º y 8º de La Plata y finalmente fue puesto a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional) en la Unidad 9 del Servicio Penitenciario Bonaerense, lugares en los que fue torturado y, según su testimonio, en ocasiones torturado por Camps y Etchecolatz en persona .
Su segunda desaparición
El 18 de Septiembre de 2006, el día anterior a la lectura del histórico veredicto que finalmente condenó a Miguel Osvaldo Etchecolatz a la pena de reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad en el marco del genocidio -causa en la cual prestó testimonio – en la ciudad de La Plata fue secuestrado Jorge Julio López, por segunda vez en su vida.
La Causa
Procesalmente y a grosso modo podemos hablar de tres instancias por las que ha transitado la segunda desaparición forzada de Julio:
1) En la justicia ordinaria provincial, a cargo del Fiscal Marcelo Martini y la Jueza de Garantías Marcela Garmendia. En esta etapa, la policía bonaerense inclinó la investigación a la búsqueda de una persona perdida o extraviada, o que se ausentó por propia voluntad, tomando medidas que apuntaban a corroborar esa hipótesis y no a la más obvia y coherente, por el contexto en que se dieron los hechos, de una persona secuestrada o desaparecida.
Mientras la policía seguía esta línea, el entonces Gobernador Felipe Solá y el Ministro de Seguridad León Arslanián reconocieron a los querellantes que necesariamente se estaba frente a un secuestro relacionado con los juicios contra los genocidas de la última dictadura. El seguimiento de esta línea impidió, como mínimo por negligencia, abordar oportunamente otras que tenían mayor asidero investigativo.
2) La causa pasa a la Justicia Federal. El 14 de diciembre de 2006 la Corte Suprema determinó que la causa quede a cargo de la Justicia Federal de La Plata, siendo el Juez Corazza quien llevaría adelante la investigación .
Si bien comienza siguiendo la línea de un secuestro, podemos decir que la causa no iba a encontrar en esta instancia un seguimiento responsable y comprometido, sino todo lo contrario.
Enumerar todas las irregularidades que tiñeron esta etapa haría de este texto un material inabordable (como lo es al día de hoy la causa). Por lo que repasamos algunos puntos ejemplificativos:
- No se tomaron medidas de investigación sobre Miguel Osvaldo Etchecolatz y su entorno. Tampoco se ahondó en la posibilidad de que otros policías mencionados por López en su declaración pudieran tener interés en su silencio, ni en el personal del servicio penitenciario afectado por lo que López hubiese podido declarar en la causa en la que se investiga al personal penitenciario de la Unidad Nº 9 de La Plata .
- Se sucedieron rastrillajes sin ningún criterio, que obedecían a llamados anónimos al 911 y denuncias de vecinos.
- Se abandonaron (o se viciaron de nulidad) líneas investigativas que daban con el rastro de López a pocos días de su desaparición.
- No se siguió seriamente una línea de investigación respecto de: Hugo Alberto Guallama, Raúl Pedro Muñoz, Carlos Alberto Basualdo, Oscar Emilio Bravo, Juan Ramón Rodas, Gregorio Urbano Medina, Julio César Pasquale, Héctor Alberto Herrera, Jorge Antonio Bergés, Julio César Garachico, Manuel Aguiar, Ángel Francisco Trotta, Carlos Ramón Gómez, José Alfredo Orellana. Todos ellos participaron en hechos de la represión ilegal durante la última dictadura militar, respecto de los cuales habría resultado damnificado Jorge Julio López, entre otros”.
- Se efectuaron allanamientos que fueron llevados adelante por el Ministerio de Seguridad sin control fiscal o de las querellas.
- Pista Garachico: Julio César Garachico, vinculado con el centro clandestino que funcionó en la comisaría 5ª y con la patota de Miguel Etchecolatz. Desde mediados de los `60, según registros de la Dipba , integró un “comando de la represión” dependiente de la Dirección de Investigaciones, donde prestó servicios durante la guerra sucia.
- Sobre las requisas efectuadas en Marcos Paz. La investigación sobre los detenidos por delitos de lesa humanidad en Marcos Paz, tiene sentido en tanto se piense en el interés de quienes están allí detenidos, por evitar la continuidad de los juicios. Respecto de estos, sólo se efectuó una requisa, no existió control judicial ni acceso de las querellas al procedimiento, so pretexto de evitar filtraciones.
- La agenda de Miguel Osvaldo Etchecolatz, por lo menos ameritaba el análisis el hecho de que surgió, por ejemplo, el nombre de Susana Beatriz Gopar .
- Pista Chicano. Esta línea de investigación se abre en noviembre del año 2006 por un aporte de organismos de derechos humanos: una foto que acredita la presencia de Oscar Chicano a pocos pasos de Jorge Julio López el día 12 de agosto de 2006. Tal presencia de Chicano resulta incomprensible, salvo que se encontrara en el lugar realizando una tarea de inteligencia o similar. Refuerza la necesidad de investigación el hecho de que pertenencia a la Secretaría Privada de Jefatura durante la etapa en que Etchecolatz fue responsable de la fuerza.
- Pista Atalaya. El día 23/09/06 se realizaron procedimientos en la localidad de Atalaya, partido de Magdalena, donde se encontraron rastros de Julio. En una serie de procedimientos plagados de irregularidades, en los cuales “la bonaerense” se cansó de embarrar la cancha, esos rastros se perdieron, no se dejó constancia correctamente de los mismos, etc. No ha quedado claro por qué se tomó la decisión de investigar en Atalaya, ni por qué se interrumpió este procedimiento, con argumentos como “lo tupido de la vegetación y la oscuridad reinante” a pesar de encontrarse ante la posibilidad de seguir hallando rastros de Julio.
- Sobre la línea “miembros del Servicio Penitenciario Bonaerense”. Es sabido que Jorge Julio López tenía planificado declarar y presentarse como querellante en los procesos iniciados a los miembros del Servicio Penitenciario Bonaerense en la causa denominada Unidad 9, donde casi veinte procesados esperan el juicio.
- Cadáver calcinado en Punta Lara. Debe recordarse también que a tres días de la desaparición de López apareció un cadáver calcinado en Punta Lara. Arslanián y Solá reconocieron en su momento la íntima relación de la aparición del cadáver con la desaparición de López, aceptando la hipótesis formulada por los querellantes de que se trataba de un mensaje mafioso, propio de la policía bonaerense, puesto que el cadáver calcinado apareció en un lugar emblemático para la ciudad de La Plata . En la causa provincial que investiga esa muerte no se registró ningún avance.
Las relatadas son algunas de las muchísimas irregularidades que cometió el Juez Corazza mientras tuvo en sus manos la causa. Podemos decir que:
- Corazza llenó miles de hojas en expedientes que no conducen más que a la impunidad; movilizó cielo y tierra para investigar pistas que evidentemente no conducían a nada y no hizo lo más mínimo en las que sí tenían asidero. Realizó allanamientos tardíos y viciados de nulidad; sistemáticamente se negó a seguir las pistas aportadas por los querellantes., y luego de 29 meses de su segunda desaparición Corazza se inhibió de seguir participando en la causa.
3) La causa pasa al juzgado del Juez Blanco (o tercera desaparición de Jorge Julio López). La causa quedó radicada ante el juez Blanco quien, para estudiarla, ya la sacó de la Secretaría Especial en que se encontraba; retomando líneas investigativas que habían sido correctamente abandonadas, y ordenando medidas de prueba que ya se habían producido, etc.
La ineficiencia, la morosidad, la complicidad y el encubrimiento que rodea toda la investigación del secuestro y la desaparición de nuestro compañero Jorge Julio López han tornado inabordable la causa judicial. Por eso decimos que julio ha desaparecido por tercera vez.
Hasta el momento, lo único que ha dado resultados positivos en cuanto a romper el silencio, combatir la impunidad de los genocidas y la complicidad del Gobierno, y retomar el compromiso de Julio López y de los miles de compañeros y compañeras que lucharon por un mundo distinto, sin opresores ni oprimidos, ha sido la lucha y organización de todas las organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, que no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos con los genocidas de ayer y de hoy.
Ha seguir ganando las calles... si el presente es lucha, el futuro es nuestro.
Exigimos al Gobierno aparición con vida YA! de Jorge Julio López
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