El Galpon de Tolosa, Centro cultural y social
El colectivo de Trabajadores y Trabajadoras de la educación
FOL Frente de Organizaciones en Lucha.
CAUCE uba
Justicia Ya, La Plata!
Tierra para vivir
Antena Negra TV
Indymedia La Plata
Anred
La respuesta se cae de madura, pero la escena se repite. En el mejor de los casos, termina la tanda publicitaria, se prenden las luces del piso y un Santo, con prestigio de hombre serio pero sensible, presenta el problema como un debate entre la legitimidad del derecho a vivir en un ambiente digno y la ilegalidad del accionar de quienes ocupan un espacio que tiene dueño. “Un problema sin solución”, concluye, antes de pasar a la “información” sobre Gran Cuñado 2009. En el peor de los casos, desde las páginas de algún diario, un abogado señala que construir en suelo ajeno es un delito (e impulsar ese accionar, por supuesto, también) y que no-hay-problema-que-justifique-romper-la-ley.
Cuánta falta les hizo un abogado a los habitantes originales del sur argentino a fines de la década de 1870, cuando los indios de las pampas y la Patagonia fueron cruentamente desalojados por el ejército de Roca, en la autodenominada “conquista del desierto”, bajo el gobierno de Nicolás Avellaneda. El saldo de la campaña: miles de indias e indios asesinados y alrededor de 14 mil despojadas y despojados de su suelo y su cultura, apropiadas por las señoras de la “alta sociedad” que precisaban mucamas y cocineras, o mandados al norte como mano de obra gratuita para los ingenios azucareros y las madereras.
Concluido el aniquilamiento, sólo faltaba que el Estado Nacional y la burguesía local repartieran el botín. Dice el historiador Felipe Pigna: “La llamada ‘conquista del desierto’ sirvió para que entre 1876 y 1903 (…), el Estado regalase o vendiese por moneditas 41787023 hectáreas a 1843 terratenientes vinculados estrechamente por lazos económicos y/o familiares a los diferentes gobiernos que se sucedieron en aquel período”. El propio general Roca fue uno de los beneficiados, con la asignación de 15 mil hectáreas (muchos años después, se lo seguiría homenajeando con una línea de trenes y su retrato en los billetes de cien pesos). El resto, familias que ya eran grandes terratenientes o que iniciaban su camino con esta bendición: los Pereyra Iraola, los Álzaga Unzué, los Luro, los Anchorena, los Martínez de Hoz, los Menéndez, apellidos que suenan por su histórica persistencia en posiciones de poder (político o económico).
En el principio: masacre y reparto
Hacia fines del siglo XIX la Argentina estaba despoblada, consecuencia de los distintos conflictos bélicos que se habían afrontado. El objetivo pasó a ser, entonces, poblar el país, pero no de cualquiera manera: específicamente, con inmigrantes europeos. Pese a las manifiestas preferencias de Sarmiento, no fueron holandeses, suecos, noruegos o alemanes quienes bajaron de los barcos. A lo largo de tres décadas, ingresaron a la Argentina millones de españoles e italianos, y con ellos, las ideologías que dominaban en los movimientos obreros de esos países: el anarquismo y socialismo. Muchos inmigrantes fueron al campo, pero quienes no encontraron suelo y trabajo, debieron hacinarse en las grandes ciudades. En ese marco fue que se dio la huelga de inquilinos de 1907, cuando, para resistirse al gran aumento que pretendían imponer los propietarios de las casas, casi mil personas dejaron de pagar el alquiler durante dos meses. En la huelga no faltó la represión policial, que dejó como saldo muchos presos y deportados.
Pero el problema de vivienda en la Ciudad de Buenos Aires se masificó con la llegada de inmigrantes internos que buscaban salir de la pobreza y ocupar alguno de los puestos de trabajo que se iban creando con el proceso de sustitución de importaciones durante los años 30. La década del 40 vio nacer a las primeras villas miseria de la Capital, con inmigrantes del interior y de países limítrofes. La más grande de ellas, con un nombre que habla por si sólo: Villa Desocupación, hoy Villa 31 de Retiro. Este proceso no fue reprimido en su momento, porque los pobladores de las villas todavía constituían la mano de obra de la naciente industria.
Corrían los años 60, cuando en plena dictadura de Onganía sacaban a los pobres de las villas para “limpiar” las ciudades. Fue así como se inició el proceso de erradicación de las villas, que le abrió la puerta a los grandes grupos económicos para que se volcaran de lleno a los negocios inmobiliarios. Esta problemática se agudizó durante la última dictadura militar, con la expulsión de numerosas familias al conurbano bonaerense. La política de desalojo de villas, el código de planeamiento urbano de la Ciudad de Buenos Aires, la ley de Locaciones Urbanas y la destrucción de viviendas para la construcción de autopistas fueron las medidas que tomó el Estado para impulsar este proceso.
En la ciudad hacinamiento y especulación
Durante los años ‘80 y ‘90, se produjeron numerosas tomas de tierras organizadas de forma colectiva, que intentaban dar una respuesta a la grave situación habitacional. Actualmente, un nuevo ciclo de lucha por la tierra y la vivienda inició, a través de múltiples tomas de tierras y edificios. Las políticas sociales y de vivienda que el Estado implementa desde hace algunas décadas no solucionaron el déficit habitacional y social. Mientras, según el INDEC casi 2,7 millones de hogares porteños son considerados deficientes, hay casi un millón de casas desocupadas que no están en alquiler y a las que los trabajadores no pueden acceder. En el país, el 70% de los hogares más pobres no tienen resuelto el problema habitacional. En la Ciudad de Buenos Aires, a esta situación se le suma la escalada de violentos desalojos de los últimos meses emprendidos por el gobierno de Mauricio Macri.
Como se puede apreciar, el problema habitacional de los sectores populares, bajo distintas formas, tiene más de un siglo de historia. Tiene sus raíces en el sistema capitalista, fue empeorado por el modelo neoliberal impuesto por la dictadura genocida de los 70 y continúa hasta hoy, bajo la atenta mirada o la activa complicidad de los gobiernos que se sucedieron desde el 83 hasta la actualidad.
Las organizaciones sociales sabemos más que nadie que hay discusiones que tienen que ver con nuestras urgencias: no tener vivienda ni espacio para nuestros hijos, no tener acceso a una educación de calidad, a un barrio digno, a una plaza, a lugares para hacer deportes y actividades culturales, a la salud. Éstas y otras reivindicaciones serán la punta de flecha de nuestras luchas.
No a la criminalización de la lucha por vivienda digna
¡Basta de desalojos!
¡Exigimos al estado políticas de vivienda y hábitat dignos ya!
Tierras para Vivir
Periódico de vivienda y toma de tierras
Adhesiones a: periodicotomas@yahoo.com.ar
Las jóvenes familias sin techo están desde el 2 de mayo recuperando un lugar que estaba abandonado desde hace más de 50 años. Los pobladores limpiaron el predio y recibieron el apoyo de los vecinos que vieron con buenos ojos que lo que era un basural, propicio para violaciones y asesinatos, se convirtiera en un lugar para vivir.
En los terrenos, los vecinos están dando los primeros pasos para poder alojar al grupo de familias (alrededor de 120 personas), entre las cuales hay mayoría niños. Hasta el momento, se han levantado 19 construcciones con madera, plástico, cartón y chapas para hacer frente al frío y la lluvia que comienza a castigar con dureza con el avance del frío de junio.
Como ocurre en este tipo de casas, lo que es un derecho se suele asociar a un delito, y la policía del municipio, ajena seguramente a las necesidades de vivienda digna por la que estas personas pasan, se ha acercado y guarda vigilancia con dos patrulleros en forma permanente. Ante esta clara amenaza, las familias se han organizado y convocaron a varios abogados solidarios que han iniciado una estricta defensa que ha incluido la presentación de recursos de amparo para evitar el posible desalojo.
El problema de la vivienda es histórico, sin embargo en los últimos 20 años se viene dando de forma continua. Sólo en el Conurbano Bonaerense, miles de familias tienen la necesidad de tomar tierras como única manera de acceder a un lugar donde vivir. El problema habitacional crece y es bien conocido que cada vez más personas viven en condiciones de hacinamiento, sin acceso a la vivienda y la salud. Por otro lado, los alquileres aumentan el doble que el salario. A esta situación se le suma la falta de trabajo o empleos precarios, lo que hace imposible que los que menos tienen puedan pagar un alquiler, construir o comprar un pedazo de tierra. Miles de familias trabajadoras y desocupadas reclaman una necesidad genuina: el derecho a la tierra, la vivienda y los espacios verdes, a habitarlos y trabajarlos.
La Plata - 28 de mayo de 2010
La represión en la plaza: El estreno de Casal
Este viernes, desde las 10 de la mañana los estudiantes secundarios de La Plata, a los que se sumaron niños y niñas del nivel primario se encontraron en las calles, en el marco de una rateada organizada vía facebook.
Cerca de las 15, un grupo de adolescentes habría comenzado una pelea y la policía que estaba en el lugar intervino sin dudarlo. El saldo, remarcado por los medios, fue el de un bicipolicía cascoteado. Para las 16 hs un grupo de infantería se había colocado sobre la plaza.
En un momento el grupo de chicos y chicas, aproximadamente unos 300, se reunieron y decidieron quedarse ahí a pesar de la creciente e innecesaria presencia policial. Avanzaron unos metros con piedras, y la policía también avanzo; pero disparando las balas de goma de sus itacas.
Ante esto, los chicos y las chicas se dispersaron. La policía avanzó por el medio de la plaza disparando para todos los costados, le gritaban a los adolescentes que se retiraran y si no lo hacían, gatillaban en dirección a ellos.
A su vez se arrastraron hasta el lugar más grupos de Infantería: uno encerró a los estudiantes sobre los costados de la catedral: mientras otro de los escuadrones siguió corriendo y disparando a los chicos y a las chicas hasta detrás del Normal 1.
A la plaza llegaron la policía motorizada, la policía en camioneta, la policía en patrullero, la policía de civil, la policía montada a pie, la policía en colectivo, la policía 2, la policía en bicicleta, y algunas formas más que seguramente no reconocemos aún. Incluso hay un registro de un uniformado tomando fotos de los chicos y las chicas.
Hasta ahora se sabe que los detenidos fueron 13, de los cuales 9 fueron llevados a la comisaría 1º, y 4 a la delegación perteneciente a la Policía Federal.
Para las 18 hs el operativo contaba con mas de 150 efectivos y ya se había desatado una verdadera cacería: “buscame al de mochila azul”, gritaba desencajado uno de los policías. A pocos metros dos efectivos detenían a otro chico, “ojo, todavía no le pegués que está la cámara”, alertó uno de ellos frente a la presencia de una periodista.
En tanto, había operativos por toda la ciudad: sobre calle 8 la policía requisaba a cuanto adolescente se le antojaba y terminó deteniendo a tres de ellos.
Los efectivos cubrieron la zona de parque Saavedra y diagonal 80 cerca de la estación de trenes. En muy pocos minutos se vieron a muchos jefes, tomando muchas decisiones para mover muchos policías. ¿Y todo para qué?
Secuestrada y desaparecida por una hora
En la esquina de 14 y 51 arrestaron a un chico, un amigo se acercó a preguntar por qué lo llevaban y también lo apresaron. Una amiga que no quiso abandonarlos se plantó, “no puede ser que nos traten tan mal” dijo, y fue lo último que gritó antes que se la llevaron en un móvil de la policía 2.
Durante una hora y media la chica no apareció. Una hora y media para recorrer las 7 cuadras que separan el lugar de detención de la comisaría primera. Cuando los Organismos de DDHH se hicieron presentes en la comisaría primera, en pocos minutos ella apareció. “Me llevaron a pasear”, comentó luego para explicar que la tuvieron dando vueltas.
¿Qué hubiera pasado con ella de no haber existido la llamada que ordenó su restitución?
Los chicos golpeados por la federal
En la Comisaría Federal de calle 49, entre 14 y 15, fueron detenidos 4 chicos acusados de romper el vidrio de un patrullero. Uno de ellos apareció con la boca partida y un chichón en la cabeza: “me apuntaron con un arma, me tiraron al piso y me dijeron que yo rompí un auto, pero yo no lo rompí. Me dieron la cabeza contra un árbol, y tres policías me golpearon”, relató el menor.
¿Quiénes son los responsables?
Gobernador: Daniel Scioli
Ministro de Justicia y Seguridad: Ricardo Casal
Subsecretario de Planificación Estratégica: Guido Lorenzino
Jefe de la Policía Bonaerense: Juan Carlos Paggi
Jefe Departamental La Plata Centro: Alejandro Moreno
Jefe de la Distrital Centro: Daniel Piqué
Jefe de la Comisaría Primera: Marcelo Tidoni
Y la policía federal
Por su parte, los medios masivos de información plantearon la situación en términos de “enfrentamientos” entre estudiantes y policías. En realidad la situación no hubiera sido tan violenta de no haber intercedido la policía. Además, es siniestro equiparar a un grupo de adolescentes con uno de los aparatos armados del estado.
Los medios inflaron el número de chicos y chicas concurrentes llegando a decir que eran 3 mil (las fotos y filmaciones de todos los medios lo desmienten) Y todo esto para vender la idea de que los jóvenes habían “tomado las calles céntricas” y debían ser controlados.
Queda claro que este ensañamiento con los adolescentes no nació de un repollo. Desde que se conoció la iniciativa de los estudiantes de organizarse para faltar a la escuela, la respuesta desde el estado nacional y provincial tendió más a la amonestación de las conductas de los adolescentes que a la comprensión de sus prácticas.
Aunque las viejas amonestaciones quedaron en el olvido, la posta ahora es la bala de goma.
¿Por qué la dirección de niñez de la municipalidad de La Plata y las instituciones de niñez de la provincia se hicieron presentes recién dos horas después de desatada la represión?
¿Quién dio la orden de reprimir a los estudiantes?
“Nadie nos tiene que autorizar” fue la respuesta de efectivos de la comisaría primera. Por otra parte, cuando los organismos de DDHH preguntamos al comisario sobre la orden, éste no supo qué contestar. Todas las detenciones habían sido ilegales.
Ni siquiera habían sido anotados en el libro de guardia, “porque están de paso” según explicó (o embarró) el comisario, desconociendo el fallo que prohíbe que menores sean ingresados a comisarías.
¿Fue el nuevo ministro quien ordenó reprimir?
Es un hecho terrible, aunque esperable, que demostraría la firme convicción de Ricardo Casal de continuar criminalizando y judicializando a niños, niñas y adolescentes.
¿Fue una decisión unilateral de la policía?
Es un hecho igualmente grave porque sería otra prueba del grado de impunidad y de auto-gobierno con que se maneja la institución policial, apañada en su accionar ilegal por el poder político.
Como sea, podemos ver la continuidad en la política represiva del gobernador Scioli al premiar con un superministerio fusionado a Ricardo Casal, un hombre conocido por su pésima gestión dentro del Servicio Penitenciario a su cargo.
Ahora, Casal procede igual que en la cárcel: contribuyendo a una sociedad del encierro, avalando la tortura, las golpizas, el aislamiento (donde los conocidos “buzones” de encierro son una clara metáfora de su gestión).
El panorama trazado no ofrece dudas: lo que ya hizo en los penales ahora podrá hacerlo en la calle.
Pasan los ministros y la política es la misma.
En nosotr@s está el poder para impedirlo.
Ciencia, Universidad y Organizaciones Sociales
de la extensión a la coproducción de conocimiento
El martes 15 de Junio vamos a estar en la facultad de Exactas de la UBA contando nuestra experiencia en los talleres de alfabetizacion Juridica. Acercate!
Martes 8 y 15 de junio – 18 a 21hs –
Aula 7, Pabellón 2, Ciudad Universitaria
¿Qué incidencia tiene la ciencia y la universidad en las necesidades y problemáticas sociales en la actualidad? ¿A quiénes beneficia el conocimiento producido (y reproducido)? ¿A quiénes debería beneficiar?
¿Podemos pensar otra forma de hacer ciencia más allá de los papers? ¿Puede el trabajo con organizaciones sociales, sindicales y movimientos populares servir para repensar qué se conoce y para qué en los ámbitos universitarios?
¿Qué se puede hacer desde la universidad y la ciencia producida hoy por hoy para avanzar hacia una sociedad sin opresores ni oprimidos? ¿Es la extensión un avance en este sentido? ¿A qué llamamos coproducción? ¿Cuáles son sus límites?
¿Por qué organizamos estas jornadas?
Te invitamos a estas jornadas que titulamos “Ciencia, Universidad y Organizaciones Sociales: de la extensión universitaria a la co-producción de conocimiento” con el objetivo de discutir y problematizar una manera diferente de hacer y entender a la ciencia y la universidad. Porque vivimos en una sociedad injusta y desigual y consideramos que desde la universidad podemos realizar acciones que nos permitan aportar a su cambio. Como pensamos que ni nosotros ni nadie tiene la fórmula precisa para llevar a cabo esta transformación invitamos a reflexionar y a construirla entre tod@s: estudiantes, graduad@s, docentes, investigador@s, becari@s, organizaciones sociales y cualquiera que se sienta interpelad@. Porque consideramos necesario encontrar una forma superadora de las prácticas adoptadas y expresadas por la “extensión universitaria” y sobre todo, porque necesitamos seguir pensando entre tod@s una universidad diferente.
Crítica al concepto de extensión universitaria
Festejamos la existencia de muchos proyectos de extensión que se plantean actuar directamente desde la universidad junto con los sectores populares más necesitados. Consideramos que este resurgido concepto representa un avance con respecto a la universidad cientificista, aislada y encerrada en sí misma. Sin embargo, tenemos algunas críticas hacia la extensión y hacia las prácticas que desde ahí surgen. Desde nuestro punto de vista, la extensión plantea un límite ya desde el nombre mismo: ¿por qué y a quién se “extiende” esta universidad si es parte constitutiva de la sociedad? ¿Estamos justificando bajo las formas de proyectos de extensión una separación entre ambas? Entendemos que la universidad no debe pensarse separada de la sociedad que la sostiene, la necesita y dentro de la cual existe, lo que nos lleva a problematizar acerca del supuesto “adentro” y “afuera” y las implicancias de concebirlo así.
En la institución por excelencia de producción (y reproducción) del conocimiento, los problemas son aún mayores si ampliamos la discusión a su rol en general y a cómo se establece su interacción con el resto de la sociedad: ¿Ciencia y universidad para quién? ¿Ciencia y universidad para qué?
La pregunta del para quién y el para qué no debe estar disociada del cómo. En este caso la expresión “extensión universitaria” establece de alguna manera un conocimiento que nace de la universidad (alejada de la sociedad) y luego es “extendido” en un solo sentido (intelectuales que poseen este conocimiento y que brindan un “servicio”) hacia un afuera, un otro respecto de la universidad: transferencias a empresas, servicios a terceros, divulgación de la ciencia en barrios o escuelas, voluntariado, asistencialismo… las diferentes interpretaciones que se dan sobre la “extensión universitaria”.
La consecuencia principal de esta concepción es que se mantiene el monopolio de la universidad como “templo del saber” y el del conocimiento científico como único conocimiento “válido”. De esta forma, se niega el valor que puedan tener los conocimientos y las experiencias de los sectores sociales que no participan directamente de la vida universitaria; conocimientos y experiencias que podrían conjugarse con los saberes de la ciencia para potenciar su capacidad de cambiar la realidad social. Esto afecta principalmente a los sectores populares, tradicionalmente relegados de la consideración de la universidad y el sistema científico, y a la vez profundamente necesitados de políticas de cambio.
Proponemos una alternativa: la coproducción
Delinearemos un esbozo de lo que estamos pensando como una manera diferente de pensar el cómo, para qué, y para quién investigamos y nos formamos. Se trata de lo que entendemos como prácticas de coproducción, es decir: la producción conjunta de conocimiento entre el sector universitario y los sectores populares que no están en la Universidad. ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! ¡¿Producir conocimiento de manera conjunta?! ¿¡Pero el conocimiento no lo teníamos nosotros?!
Nuestra propuesta apunta a comprender una realidad que entendemos injusta e intervenir en ella para transformarla. Queremos una producción de conocimiento necesariamente acompañada de reflexión crítica y que se realice desde una concepción cooperativa, de diálogo, del proceso de enseñanza/aprendizaje. Planteamos la coproducción en instancias de interacción con los sectores que con mayor o menor grado de organización luchan por su emancipación, en conjunto con movimientos sociales y/o grupos de la clase trabajadora. Existen entonces dos sectores que se acercan a la situación problemática, cada uno con diferentes saberes previos al respecto. Mediante un enfoque dialógico, cooperativo y crítico de un problema significativo, apuntamos a conjugar los saberes previos y a la producción conjunta de nuevos. Sin imposiciones ni relaciones autoritarias o verticalistas.
Consideramos que debemos cuestionar la escisión teoría-práctica imperante hoy en día en la Universidad. Buscamos conocer para transformar y transformar para conocer, y es por esto que nos sometemos a las preguntas y reflexiones que nos da la práctica, involucrándonos como sujetos comprometidos activamente en el proceso de formación para realizar una verdadera praxis transformadora.
La extensión vs la coproducción como ejes de la Universidad Pública
Martes 8 de junio – 18 a 21hs – Aula 7, Pabellón 2, Ciudad Universitaria
Ejes de debate:
1. ¿Qué tipo de vinculación existe hoy entre la Universidad y los sectores populares? ¿Qué cambios en esa relación se posibilitan mediante la extensión? ¿Y mediante la coproducción? Cambios, potencialidades y limitaciones de las propuestas de extensión y coproducción ¿Qué limitaciones tienen ambos enfoques?
2. ¿Qué temáticas de investigación son más factibles de ser coproducidas? ¿Qué diferencias hay entre las ciencias sociales y las exactas y naturales? ¿Cómo se eligen los problemas de investigación? ¿A qué responde la elección?
3. La función educativa de los proyectos de coproducción: ¿cómo se articula esta forma de producir conocimiento con la educación superior?
4. Inserción de estos proyectos en el sistema científico/tecnológico: ¿qué condiciones existen hoy en día para llevar a cabo proyectos de coproducción, en cuanto a reconocimiento dentro del sistema, financiamiento, etc.? ¿Cómo se aborda la práctica investigativa? ¿Cómo se conforman los grupos de investigación?
Ciencia, Universidad y Organizaciones Sociales
Martes 15 de junio – 18 a 21hs – Aula 7, Pabellón 2, Ciudad Universitaria
Ejes de debate:
1. ¿Cómo definir cuáles son los problemas sociales concretos a trabajar? ¿Cómo se hace esto actualmente? ¿Qué problemáticas es necesario abordar hoy en día desde la perspectiva de la coproducción?
2. ¿Cómo es el acercamiento y la relación con las organizaciones sociales/agrupaciones universitarias con las que se trabaja? ¿Qué significa articular?
3. La interacción universidad - organizaciones sociales vista desde ambos lugares. ¿Cómo la vemos hoy y cómo pretendemos que sea?
Organizan: CAUCE (UBA): BASE (económicas) – El Viejo Topo Colectivo Universitario (cs. sociales) – Filo en Construcción (filosofía y letras) – Escucha Activa (psicología) – La Revuelta Universitaria (arquitectura y diseño) – PRAXIS (medicina) y Colectivo desde el Pie (cs. exactas y naturales).
El “clásico” de CORREPI para saber qué hacer si te detienen (Ciudad y Pcia. de Bs. As.)
* Nadie tiene obligación legal de llevar sus documentos, menos aún un menor de edad. Sin embargo, como la falta de documentos es una excusa habitual para detenerte, tratá de llevarlos.
LO QUE HAY QUE SABER SI TE DETIENEN
Cuando nos enteramos que alguien está detenido, generalmente no sabemos qué hacer. Pensamos en llamar un abogado, pero la hora o la distancia hacen que pase mucho tiempo, y mientras tanto, puede estar siendo golpeado. Hay mucho que podemos hacer, si sabemos algunas cosas sencillas y estamos organizados para defendernos rápido.
* Si te detienen, la policía tiene obligación de dejarte hablar por teléfono con un familiar, un abogado o una persona de tu confianza. También tienen que decirte, a vos y a quien pregunte por vos en la comisaría, si la detención es porque te acusan de un delito, de una falta o contravención, o “para identificar” o “averiguar tus antecedentes”. Claro que sólo cumplen esas obligaciones cuando sienten que no tienen más remedio, porque tienen enfrente alguien que sabe y puede generarles un problema si no lo hacen.
Ellos esperan de nosotros dos actitudes: que temblemos de miedo, o que “bardeemos”. En cualquier de las dos situaciones, su poder crece. Es importante cómo nos paramos frente al policía en la calle o en la comisaría. Tenemos que hablar con firmeza y seguridad, con frases completas, mirando a los ojos, porque así los descolocamos, y ya ganamos terreno.
Leé todo lo que sigue para saber cómo manejarte en cada caso.
PRIMERAS ACCIONES
Lo primero que tenemos que hacer cuando nos enteramos que alguien está detenido es llamar o ir a la comisaría. Si somos varios, mejor. Es muy importante que nos expresemos con seguridad y con las palabras apropiadas. Los policías nos van a mirar muy distinto si ven que hablan con una persona que sabe de qué se trata y a la que no pueden confundir. Tenemos que saber qué preguntar y a quién preguntárselo, y entender lo que nos dicen.
Siempre tenemos que saber antes de ir o llamar el nombre de la persona y si es mayor o menor de 18 años. Si es menor es imprescindible que alguno de los padres o la persona adulta a cargo del chico vaya a la comisaría con la partida de nacimiento.
EN LA COMISARÍA
El primer jefe de la comisaría es el comisario, el segundo y el tercero son dos subcomisarios (administrativo y operativo). Pero el que “maneja” la comisaría es el Jefe de Servicio u Oficial de Servicio, generalmente un oficial inspector o subinspector. Siempre tenemos que pedir que nos atienda él.
El suboficial que nos va a recibir en el mostrador es el Ayudante de Guardia. A él le tenemos que decir que queremos hablar con el oficial de servicio, para conocer la situación de una persona detenida.
La primera pregunta es:
Tenemos información de que fulano está detenido en esta dependencia, ¿me lo puede confirmar, por favor?
Si nos dice que sí, seguimos con ¿cuál es la causa de la detención?
UNA PERSONA PUEDE SER DETENIDA
- por AVERIGUACIÓN DE IDENTIDAD o de ANTECEDENTES (“doble A” o AA”).
- por el CÓDIGO CONTRAVENCIONAL o el CÓDIGO DE FALTAS.
- por un DELITO.
* LOS MENORES DE 18 AÑOS pueden ser detenidos si están cometiendo un delito o por orden judicial, pero no deberían serlo “en averiguación de identidad” o “para identificar”. Claro que igual pasa, entonces, si te detienen “por estar en la calle después de las 22:00″, o porque sí, recordá que:
1- No te deberían esposar, ni llevar en un auto que no se identifique como policial. Si lo hacen, al salir podés denunciarlos.
2-Tampoco te deberían encerrar en un calabozo, ni tenerte junto a mayores de edad, ni quitarte los cordones y/o cinturón, ni hacerte “tocar el pianito”, ni incomunicarte.
3- Lo primero que tiene que hacer el policía que te detuvo al entrar a la comisaría es avisar al Juez de Menores de turno. Preguntá si le dieron intervención. Por una parte, es la mejor manera de asegurarte que lo hagan para “blanquear” tu detención, y por otra, demuestra que sabés cosas que normalmente los pibes no conocen, con lo que se van a cuidar un poco más de prepotearte, por si sos “el hijo de alguien…”.
4- Tenés derecho a llamar de inmediato por teléfono a una persona de confianza.
5- Si te quieren hacer firmar cualquier cosa que no sea clara y no podés negarte, tratá de leerlo para poder informar después de qué se trata.
6- El único que puede revisarte es un médico. Aunque tenga guardapolvo, pedile su matrícula (es como un carnet). Nadie más tiene derecho a hacerte quitar la ropa.
7- Una persona mayor de edad que sea responsable por vos tiene que ir de inmediato a la comisaría, porque el Juez de Menores sólo ordena la “entrega” del menor a los padres o tutores. Si no hay un mayor responsable puede decidir que estás “en situación de abandono o desamparo” y mandarte a un instituto de menores, donde con seguridad vas a estar abandonado y desamparado.
Recordá que no sos Rambo, y que las armas y bastones los tienen ellos. Tomá nota de todo lo que dicen y hacen, mostrá que estás informado, sin ponerte innecesariamente en más riesgo del que ya estás. Confiá en tus amigos y familiares, que estarán confrontando en la sala de guardia.
FAMILIARES DEL MENOR:
Si el detenido es un menor de 18 años, la primera pregunta debe ser: ¿Dieron ya intervención al juez de menores?.
Si contestan que sí, seguimos con ¿Qué dispuso?
Generalmente el juez ordena la entrega a los padres, previo constatar domicilio y visita del médico. Como esto suele demorar, conviene quedarse en la guardia, y cada tanto preguntar si hay noticias del médico. A veces cuando no hay médico llevan el detenido al hospital. El domicilio lo pueden constatar con la persona que se presenta a la comisaría.
Y si nos contestan que no, podemos exigir que lo hagan de inmediato, diciendo: ¿Cómo que no le avisaron al juez de menores? ¿Quiere que vaya a hacer un habeas corpus porque tiene un menor sin intervención judicial?
Las leyes sobre régimen penal de menores nacional y de la provincia los obligan a notificar enseguida al juez de menores. El menor no puede estar en el mismo calabozo que un mayor.
DETENCIÓN POR AVERIGUACIÓN DE ANTECEDENTES
La ley, tanto en provincia como en la Capital, dice, palabras más, palabras menos, que la policía está facultada a detener a alguien “Cuando sea necesario conocer su identidad, en circunstancias que razonablemente lo justifiquen, y se niega a identificarse o no tiene la documentación que la acredita.”
Si tenemos documento, o estamos en la puerta de nuestra casa y podemos entrar a buscarlo, la policía no podría detenernos. Tampoco si no hay “circunstancias que razonablemente lo justifiquen”, que es una forma elegante de decir “sospechoso”. Pero ya sabemos que para la policía sospechosos somos los pobres, los negros, los jóvenes. Así que, con o sin documento, si para ellos estamos en “actitud sospechosa”, nos pueden levantar.
Este tipo de detención sólo puede durar 12 horas en la Provincia de Buenos Aires y 10 horas en Capital. En ese tiempo, la policía tiene que pedir los antecedentes, constatar el domicilio, hacernos ver por un médico, y dejarnos hacer una llamada telefónica. (“Antecedentes”, en este caso, quiere decir “impedimentos”, es decir, sólo importa si tenemos una orden de captura, comparendo o rebeldía dictada por un juez. No importa si hay condenas viejas cumplidas, o causas cerradas sin condena).
No nos pueden poner en el mismo calabozo que detenidos con causa.
Que alguien llegue enseguida a la comisaría en estos casos es fundamental, porque el tiempo se cuenta desde que la policía anota en su libro de detenidos, y a veces lo demoran a propósito. Pero a partir de que alguien pregunta, tienen que “blanquear” la detención.
Que llegue la planilla de antecedentes y venga el médico o lo lleven al hospital es importante para acelerar la salida del detenido, y por eso mismo la policía se demora en hacerlo. Lo que tenemos que hacer es insistir constantemente con que pidan la planilla y que el médico vea al detenido. Cuanto más insistamos, cuanta más gente pregunte por el detenido, se acerque a la comisaría o permanezca afuera apoyando a los familiares o amigos del detenido, más posibilidades hay de que salga rápido y de que no le peguen adentro, o que dejen de pegarle si lo estaban haciendo.
Pasadas las 12 horas en Provincia y 10 horas en Capital, la persona está ilegalmente detenida, hayan llegado los antecedentes o no. Si la persona no es liberada, cualquiera (mayor o menor, pariente o no, con o sin documento) puede interponer un habeas corpus ante el juzgado de garantías de turno (provincia) o de turno para habeas corpus (Capital). Ver al final.
DETENCIÓN POR FALTAS O CONTRAVENCIONES
Las contravenciones son conductas que, sin ser delitos, se castigan como si lo fueran, con penas de multa y arresto.
El que interviene en este caso es el Juzgado de Paz o el Juez Correccional en provincia, y el Fiscal y Juez Contravencional en la Ciudad de Buenos Aires.
En estos casos, las preguntas son: ¿Qué juzgado tomó intervención? ¿Ya hicieron la consulta? ¿Qué instrucciones dio el juez?
EL CÓDIGO DE FALTAS DE LA PROVINCIA (LEY 8031): Es como los viejos edictos policiales, y no se debería aplicar a menores entre 16 y 18 años. Tiene penas de prisión de hasta 30 días.
1- Si te detienen por una “contravención” o “falta”, ojo con lo que firmás: a veces, sin darte cuenta, ponés la firma en una “declaración indagatoria” que ni leíste, en la que reconocés la falta supuestamente cometida (escándalo, desorden, ebriedad, vagabundeo, etc.). Tenés derecho a llamar un abogado que te asista en la declaración indagatoria. También tenés derecho a negarte a declarar.
2- Cuando te aplican una contravención, interviene el Juez de Paz o el Juez Correccional, según el partido de que se trate. La policía tiene 48 horas para darle intervención, y el juez tiene 4 días para resolver la excarcelación. Durante este tiempo, mientras no se deroguen el código de faltas y este procedimiento arbitrario, no se puede hacer nada para lograr la libertad, salvo presionar al juzgado yendo constantemente a preguntar si ordenó la excarcelación.
3- El mismo juez de paz o correccional es el que dicta sentencia, declarándote culpable o inocente de la contravención. Puede aplicar penas de multa o prisión hasta 90 días. A veces te notifican de la sentencia antes de dejarte ir de la comisaría; otras veces te llega una cédula de notificación a tu casa, o te citan para que vayas a la comisaría a notificarte.
4- Desde el momento en que te notificás de la resolución tenés nada más que 3 días corridos para apelarla, si te condenaron. Si te notificás sin apelar, la sentencia “queda firme”, es decir, consentida (aceptada) y te queda un antecedente.
5- El plazo para apelar es tan corto que no podés perder el tiempo (se cuentan sábados, domingos y feriados). Basta con poner “APELO” antes de la firma, o mandar un telegrama al salir (ver modelo al final).
6- Al apelar la sanción impuesta por el Juzgado Correccional o de Paz, pasa todo a la Cámara Penal que corresponda, donde te van a citar para declarar y defenderte. Si la policía no puede probar que te detuvo legalmente, se revoca la pena y te declara inocente.
7- Es importante apelar las condenas por contravenciones aunque ya estés en libertad. Si quedan firmes se computan en el Registro de Reincidencias y si te vuelven a detener en el lapso de 6 meses sos “reincidente” y las penas son mayores. Además, en la mayoría de los casos, las Cámaras están demasiado ocupadas con las causas criminales (robos, homicidios, etc.) y “cajonean” los expediente contravencionales. Si pasa un año desde la detención sin que la Cámara se ocupe del asunto, la pena prescribe, es decir que queda sin efecto como si te hubieran absuelto.
CÓMO APELAR
Puede mandarse por telegrama o llevarse personalmente a la Cámara. Si al salir de la comisaría no te dieron el número de causa, poné solamente la fecha de la detención y la comisaría:
Excma. Cámara: FULANO DE TAL, DNI Nº………, por sí y con domicilio real en ………… ……., en la causa contravencional nº ………… iniciada el día ………. a las ….hs., ante la Cría. nº ….. de la localidad de ………., vengo por el presente a APELAR la resolución dictada. Proveer Conforme, Será Justicia.
EL CÓDIGO CONTRAVENCIONAL DE LA CIUDAD: Desde 1998 reemplaza a los viejos edictos policiales. En algunos casos –cada vez menos, con las sucesivas reformas- no te detienen y te llevan a la comisaría, sino que la policía labra un acta en el lugar, donde dice qué te imputan, y que te tenés que presentar dentro de los cinco días ante el fiscal de turno. Casi siempre, en cambio, te llevan a la comisaría para hacer el acta, supuestamente “demorado”, no “detenido” (aunque no hay ninguna diferencia, estás privado de tu libertad), o con el argumento de que “intimado a hacerlo, no cesaste la contravención”. Hay un defensor oficial de turno al que podés pedir que llamen las 24 horas. En las comisarías tienen el teléfono del defensor oficial de turno y te tienen que comunicar. Si no lo hacen, al salir tenés que ir a la fiscalía que intervino (eso sí te lo informan, porque está en el acta que te dan) y denunciarlo. Cuando te presentás ante el fiscal podés pedir que te represente el defensor de oficio o llevar un abogado particular.
DETENCIÓN POR UN DELITO (O “CON CAUSA”)
Si te acusan de un delito (robo, tenencia de drogas, resistencia a la autoridad o lo que sea), hay un juez (generalmente en la ciudad de Buenos Aires) o un fiscal (generalmente en la provincia de Buenos Aires) que intervienen enseguida. Aunque ellos hayan ordenado tu incomunicación (la policía no puede incomunicarte sin orden judicial), igual tienen obligación de informarte a vos y de informar a quien se acerque a la comisaría los siguientes datos:
1- Qué delito te imputan.
2- A disposición de qué juez o fiscal estás.
3- Qué instrucciones dieron el juzgado o la fiscalía a la comisaría (verificar domicilio, antecedentes, si se ordenó la soltura o si te llevan al día siguiente para prestar declaración indagatoria).
Como suelen contestar que todavía “no tienen instrucciones” o que “tienen que concurrir en nueva consulta”, hay que insistir cada tanto hasta que te lo digan.
En cualquier caso de detención porque te acusan de haber cometido un delito, necesitás un abogado, que puede ser el funcionario público llamado Defensor Oficial o un abogado particular que proponga tu familia. Si el juez ordena el traslado para indagarte, de inmediato tu familia o amigos tienen que ir al juzgado y averiguar qué defensor oficial está de turno e ir a verlo antes de la audiencia (para que no se olvide de estar presente). Si te liberan sin llevarte a tribunales para que declares, no te olvides del asunto. Ni bien puedas acercate al juzgado o fiscalía, averiguá quién es tu defensor oficial y andá a verlo. A veces pasa que mucho tiempo después (meses y hasta años) te enterás de la peor manera que te procesaron, o peor, que te llevan a juicio. Y si no estás en contacto con el tribunal o te mudaste, te pueden librar una captura.
Si la persona queda detenida, un familiar tiene que presentarse en el despacho del defensor oficial para darle todos los elementos que sirvan para la defensa y tratar que pida la excarcelación. Suele ser difícil que nos atiendan de entrada, por eso hay que ir temprano e insistir. El horario de tribunales es de 7:30 a 13:30.
¿QUÉ HACEMOS SI NOS DICEN QUE LA PERSONA NO ESTA DETENIDA, O NO NOS DICEN LA CAUSA DE LA DETENCIÓN?
Si sabemos que una persona fue detenida, pero en la comisaría nos niegan información o dicen que ellos no lo tienen, tenemos que presentar URGENTE un HABEAS CORPUS.
En cada lugar donde hay tribunales hay un juzgado de turno para Habeas Corpus, no importa la hora del día o de la noche.
El que presenta el recurso no necesita tener documentos, ni ser pariente del detenido. Tampoco hace falta hacerlo por escrito, ni se necesita un abogado. CUALQUIERA, MAYOR O MENOR, PUEDE HACER UN HABEAS CORPUS SI CREE QUE ALGUIEN ESTA ILEGALMENTE DETENIDO.
El juez tiene que comunicarse con todas las comisarías (o con la que vos le digas) hasta encontrarlo, saber porqué lo detuvieron, y te lo tiene que informar. Si la detención es técnicamente ilegal, tiene que ordenar la libertad.
En todos los casos, si durante la detención o en la comisaría le pegaron al detenido, al salir hay que llevarlo a un hospital y hacerlo revisar bien. La constancia que queda en el libro de guardia sirve para probar la fecha y hora de la revisación y las lesiones que tenía. No hace falta decirle al médico que fue la policía la que te pegó (a veces, los médicos parecen policías). Lo importante es que se consigne la fecha y hora de la consulta, y la descripción de las lesiones.
Después de ir al hospital, se pueden denunciar las torturas DIRECTAMENTE A LA JUSTICIA. La denuncia judicial se hace en forma oral, y no hace falta ir con abogado.
En la ciudad de Buenos Aires, las denuncias se presentan ante la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, Viamonte 1153, planta baja, de 7:30 a 13:30. Basta con llevar tu documento, la fecha y la comisaría interviniente. En la provincia de Buenos Aires tenés que ir a la fiscalía de turno (”UFI”: Unidad Funcional de Instrucción) del departamento judicial que corresponda, en el mismo horario.
Todas estas técnicas ayudan para acelerar la soltura y aliviar la situación del detenido. No es lo mismo estar solo en manos de la policía que saber que alguien está afuera marcando presencia, haciendo preguntas y mostrando que la persona presa tiene quién se preocupe y moleste.
No son una solución de fondo, pero en el caso concreto ayudan. Muchas veces, a la larga, cuando una comisaría ve que en lugar de lograr que la gente les tenga miedo, aparecen para defender al detenido, y saben qué hacer, se preocupan y aflojan la presión en el barrio.
Mostrarles que no les tenemos miedo, que sabemos qué derechos tenemos y cómo exigir que los respeten, les mete miedo a ellos, porque a nada temen más que a los pobres organizados y conscientes.
Desde 1996 la CORREPI y los familiares de víctimas de la represión policial recopilamos la información disponible respecto de personas muertas por las fuerzas de seguridad del Estado desde 1983. En 2009 la cantidad de muertes supera los 2.800, de los cuales 1.200 fueron asesinados en los últimos 5 años, a un promedio casi uno por día en el último año. Casi todos los casos ocurridos en comisarías corresponden a DETENCIONES ARBITRARIAS, es decir detenciones por averiguación de antecedentes, faltas o contravenciones. Buena parte de los casos registrados corresponden a la muerte ocurrida en ocasión de la aplicación de tormentos, pero menos de una docena han tenido condena por el delito de tortura seguida de muerte en la Argentina desde 1983 (casos Bouchón de San Nicolás, Sargiotti de Córdoba, Figueredo de Santa Fe, Pazos de Río Negro, Durán, Campos y Bru de la Pcia. de Buenos Aires, De Monty en la Ciudad de Buenos Aires).
Es una de las tantas personas que con su coherencia de vida y su lucha, colaboraron en la primera condena de un genocida desde la nulidad de las leyes del olvido y del perdón.
Toda su vida luchó por la memoria, la verdad y la justicia contra quienes “necesitan” que la impunidad continúe cubriendo con su negro manto las aberraciones del pasado.
Su primera desaparición forzada
El 27 de octubre de 1976, Jorge Julio López fue detenido ilegalmente y mantenido en cautiverio hasta el 25 de junio de 1979. Estuvo secuestrado en los Centros Clandestinos de Detención que funcionaron en cuatrerismo de Arana, en el “Pozo de Arana”, en las comisarías 5º y 8º de La Plata y finalmente fue puesto a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional) en la Unidad 9 del Servicio Penitenciario Bonaerense, lugares en los que fue torturado y, según su testimonio, en ocasiones torturado por Camps y Etchecolatz en persona .
Su segunda desaparición
El 18 de Septiembre de 2006, el día anterior a la lectura del histórico veredicto que finalmente condenó a Miguel Osvaldo Etchecolatz a la pena de reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad en el marco del genocidio -causa en la cual prestó testimonio – en la ciudad de La Plata fue secuestrado Jorge Julio López, por segunda vez en su vida.
La Causa
Procesalmente y a grosso modo podemos hablar de tres instancias por las que ha transitado la segunda desaparición forzada de Julio:
1) En la justicia ordinaria provincial, a cargo del Fiscal Marcelo Martini y la Jueza de Garantías Marcela Garmendia. En esta etapa, la policía bonaerense inclinó la investigación a la búsqueda de una persona perdida o extraviada, o que se ausentó por propia voluntad, tomando medidas que apuntaban a corroborar esa hipótesis y no a la más obvia y coherente, por el contexto en que se dieron los hechos, de una persona secuestrada o desaparecida.
Mientras la policía seguía esta línea, el entonces Gobernador Felipe Solá y el Ministro de Seguridad León Arslanián reconocieron a los querellantes que necesariamente se estaba frente a un secuestro relacionado con los juicios contra los genocidas de la última dictadura. El seguimiento de esta línea impidió, como mínimo por negligencia, abordar oportunamente otras que tenían mayor asidero investigativo.
2) La causa pasa a la Justicia Federal. El 14 de diciembre de 2006 la Corte Suprema determinó que la causa quede a cargo de la Justicia Federal de La Plata, siendo el Juez Corazza quien llevaría adelante la investigación .
Si bien comienza siguiendo la línea de un secuestro, podemos decir que la causa no iba a encontrar en esta instancia un seguimiento responsable y comprometido, sino todo lo contrario.
Enumerar todas las irregularidades que tiñeron esta etapa haría de este texto un material inabordable (como lo es al día de hoy la causa). Por lo que repasamos algunos puntos ejemplificativos:
- No se tomaron medidas de investigación sobre Miguel Osvaldo Etchecolatz y su entorno. Tampoco se ahondó en la posibilidad de que otros policías mencionados por López en su declaración pudieran tener interés en su silencio, ni en el personal del servicio penitenciario afectado por lo que López hubiese podido declarar en la causa en la que se investiga al personal penitenciario de la Unidad Nº 9 de La Plata .
- Se sucedieron rastrillajes sin ningún criterio, que obedecían a llamados anónimos al 911 y denuncias de vecinos.
- Se abandonaron (o se viciaron de nulidad) líneas investigativas que daban con el rastro de López a pocos días de su desaparición.
- No se siguió seriamente una línea de investigación respecto de: Hugo Alberto Guallama, Raúl Pedro Muñoz, Carlos Alberto Basualdo, Oscar Emilio Bravo, Juan Ramón Rodas, Gregorio Urbano Medina, Julio César Pasquale, Héctor Alberto Herrera, Jorge Antonio Bergés, Julio César Garachico, Manuel Aguiar, Ángel Francisco Trotta, Carlos Ramón Gómez, José Alfredo Orellana. Todos ellos participaron en hechos de la represión ilegal durante la última dictadura militar, respecto de los cuales habría resultado damnificado Jorge Julio López, entre otros”.
- Se efectuaron allanamientos que fueron llevados adelante por el Ministerio de Seguridad sin control fiscal o de las querellas.
- Pista Garachico: Julio César Garachico, vinculado con el centro clandestino que funcionó en la comisaría 5ª y con la patota de Miguel Etchecolatz. Desde mediados de los `60, según registros de la Dipba , integró un “comando de la represión” dependiente de la Dirección de Investigaciones, donde prestó servicios durante la guerra sucia.
- Sobre las requisas efectuadas en Marcos Paz. La investigación sobre los detenidos por delitos de lesa humanidad en Marcos Paz, tiene sentido en tanto se piense en el interés de quienes están allí detenidos, por evitar la continuidad de los juicios. Respecto de estos, sólo se efectuó una requisa, no existió control judicial ni acceso de las querellas al procedimiento, so pretexto de evitar filtraciones.
- La agenda de Miguel Osvaldo Etchecolatz, por lo menos ameritaba el análisis el hecho de que surgió, por ejemplo, el nombre de Susana Beatriz Gopar .
- Pista Chicano. Esta línea de investigación se abre en noviembre del año 2006 por un aporte de organismos de derechos humanos: una foto que acredita la presencia de Oscar Chicano a pocos pasos de Jorge Julio López el día 12 de agosto de 2006. Tal presencia de Chicano resulta incomprensible, salvo que se encontrara en el lugar realizando una tarea de inteligencia o similar. Refuerza la necesidad de investigación el hecho de que pertenencia a la Secretaría Privada de Jefatura durante la etapa en que Etchecolatz fue responsable de la fuerza.
- Pista Atalaya. El día 23/09/06 se realizaron procedimientos en la localidad de Atalaya, partido de Magdalena, donde se encontraron rastros de Julio. En una serie de procedimientos plagados de irregularidades, en los cuales “la bonaerense” se cansó de embarrar la cancha, esos rastros se perdieron, no se dejó constancia correctamente de los mismos, etc. No ha quedado claro por qué se tomó la decisión de investigar en Atalaya, ni por qué se interrumpió este procedimiento, con argumentos como “lo tupido de la vegetación y la oscuridad reinante” a pesar de encontrarse ante la posibilidad de seguir hallando rastros de Julio.
- Sobre la línea “miembros del Servicio Penitenciario Bonaerense”. Es sabido que Jorge Julio López tenía planificado declarar y presentarse como querellante en los procesos iniciados a los miembros del Servicio Penitenciario Bonaerense en la causa denominada Unidad 9, donde casi veinte procesados esperan el juicio.
- Cadáver calcinado en Punta Lara. Debe recordarse también que a tres días de la desaparición de López apareció un cadáver calcinado en Punta Lara. Arslanián y Solá reconocieron en su momento la íntima relación de la aparición del cadáver con la desaparición de López, aceptando la hipótesis formulada por los querellantes de que se trataba de un mensaje mafioso, propio de la policía bonaerense, puesto que el cadáver calcinado apareció en un lugar emblemático para la ciudad de La Plata . En la causa provincial que investiga esa muerte no se registró ningún avance.
Las relatadas son algunas de las muchísimas irregularidades que cometió el Juez Corazza mientras tuvo en sus manos la causa. Podemos decir que:
- Corazza llenó miles de hojas en expedientes que no conducen más que a la impunidad; movilizó cielo y tierra para investigar pistas que evidentemente no conducían a nada y no hizo lo más mínimo en las que sí tenían asidero. Realizó allanamientos tardíos y viciados de nulidad; sistemáticamente se negó a seguir las pistas aportadas por los querellantes., y luego de 29 meses de su segunda desaparición Corazza se inhibió de seguir participando en la causa.
3) La causa pasa al juzgado del Juez Blanco (o tercera desaparición de Jorge Julio López). La causa quedó radicada ante el juez Blanco quien, para estudiarla, ya la sacó de la Secretaría Especial en que se encontraba; retomando líneas investigativas que habían sido correctamente abandonadas, y ordenando medidas de prueba que ya se habían producido, etc.
La ineficiencia, la morosidad, la complicidad y el encubrimiento que rodea toda la investigación del secuestro y la desaparición de nuestro compañero Jorge Julio López han tornado inabordable la causa judicial. Por eso decimos que julio ha desaparecido por tercera vez.
Hasta el momento, lo único que ha dado resultados positivos en cuanto a romper el silencio, combatir la impunidad de los genocidas y la complicidad del Gobierno, y retomar el compromiso de Julio López y de los miles de compañeros y compañeras que lucharon por un mundo distinto, sin opresores ni oprimidos, ha sido la lucha y organización de todas las organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, que no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos con los genocidas de ayer y de hoy.
Ha seguir ganando las calles... si el presente es lucha, el futuro es nuestro.
Exigimos al Gobierno aparición con vida YA! de Jorge Julio López
(DE)FORMAS Y CONTENIDOS
“Si es cierto que la técnica, como usted dice, depende en parte considerable del estado de la ciencia, aún más depende ésta del estado y las necesidades de la técnica. El hecho de que la sociedad sienta una necesidad técnica, estimula más a la ciencia que diez universidades” Friedrich Engels
La Universidad, como se concibe actualmente, surge y se desarrolla en el seno de una sociedad dividida en clases, específicamente toma la forma del sistema social capitalista. En ese marco, en tanto institución estatal, se erige como un dispositivo superestructural tendiente a la producción y reproducción de las relaciones sociales vigentes.
Por un lado: produce mano de obra calificada, esto es: produce una de las mercancías más relevantes en el proceso de producción y reproducción capitalista: una fuerza de trabajo “especial” que luego se compra y se vende en un espacio simbólico, el “mercado”, donde aquélla se encuentra subordinada a las conocidas leyes de éste: oferta y demanda. A su vez, esta producción de mano de obra calificada, al mismo tiempo, “califica” el mercado laboral.
Este proceso no es invariable. Por virtud del natural desarrollo de la estructura del sistema, las fuerzas productivas (la “capacidad” de los trabajadores, la tecnología) se hallan en constante evolución. Para afrontar la exigencia de adaptación al sistema productivo, también la universidad va modificando la mercancía que produce. Produce cuadros políticos, técnicos, operadores. Fortalece ciertas disciplinas, degrada otra. Depende de las necesidades y de la correlación de fuerzas existente para poder llevarlo adelante. Este fenómeno, que puede presentarse más o menos visible, lento y profundo, trastoca la direccionalidad de la Universidad y de la ciencia, su contenido y sus fines .
Por el otro: produce conocimiento, que, por lo menos hoy, es claramente una mercancía más que, consecuentemente, se vende y se compra en el mercado. A su vez, las exigencias de éste, condicionan el contenido del conocimiento que se produce en la Universidad. Esta producción se constituye en un elemento fundamental en la producción social (material e inmaterial, económica y simbólica). Luego, el conocimiento producido en la Universidad se transforma en “verdad”, en conocimiento legitimado, considerado socialmente como verdadero .
Finalmente, y no por ello menos importante, la Universidad procura formar intelectuales orgánicos o cómplices de la clase dominante , para que compartan, legitimen y reproduzcan sus intereses y valores, constituyendo un engranaje de la cadena de refuerzo y desarrollo de la base ideológica y cultural hegemónica capitalista .
Estos procesos no se desarrollan aisladamente, sino que se cruzan, contradicen y complementan. Y antes que detenernos aquí a dilucidar si existe “una” función principal de la Universidad, y si esa función es la económica (estructura) o la cultural-ideológica (superestructura), afirmamos que es un fenómeno que se desenvuelve dialécticamente.
Nos interesa pensar en cómo combatir esta “realidad” que se presenta como pertinaz y pareciera ser lineal. Lo primero es comprender que no lo es. Más bien la realidad es contradictoria.
Si bien entendemos a la Universidad en general como un ámbito donde se produce y reproduce la hegemonía de las clases dominantes, también consideramos que en ella existe la posibilidad de contrarrestar esta hegemonía. Es evidente que las relaciones sociales de dominación tienen su expresión en aquélla, pero no como un mero apéndice del Estado (y la clase a la que representa) sino como un escenario de luchas donde no necesariamente existe una correlación de fuerzas ni una hegemonía que sea un “reflejo” de la que existe en otros ámbitos de la lucha de clases . Es un espacio de disputa, que nos interpela a asumir responsabilidades y tareas.
Porque la Universidad es un ámbito que en tanto aporta a la construcción de conocimiento y a la formación de compañeros/as que mayormente son y serán trabajadores/ as, presenta un enorme campo de disputa en la orientación y el para qué de ese conocimiento y formación; entendiendo como partes de una misma lucha tanto la “forma” (gratuidad, condiciones edilicias, presupuestarias, etc.) como el “contenido”: el para qué y con qué objetivos nos formamos en la Universidad. Las contradicciones del sistema productivo y la lucha de clases generan grietas en ese rol/papel/función que el sistema capitalista le otorga a la Universidad . Así como el capitalismo genera al sujeto de su destrucción (los obreros) y genera las crisis que posibilitan las condiciones para ello, también la Universidad genera a los sujetos y las circunstancias para su transformación. Entre ambos (sujetos y situaciones) media una dialéctica compleja, que nos exime de cualquier proposición lineal o determinista.
PARTICIPAR PARA CONSTRUIR. CONSTRUIR PARA TRANSFORMAR.
En La República del silencio, Sartre decía que un “colaborador” es aquel que sostenía y reproducía que la ocupación nazi de Francia, durante la segunda guerra mundial, era una situación natural, que no podía cambiar, que “las cosas son así” .
Las “cosas”, no necesariamente, “tienen que ser así”. El sistema social en el que vivimos no es eterno, divino, sagrado, ni mucho menos. El capitalismo no siempre existió, ni necesariamente tiene que seguir existiendo. Es un sistema social histórico (como el antiguo, el esclavista, el feudal), y es el resultado de la lucha de clases.
Tampoco la Universidad ha sido siempre lo que es hoy. Al concebirla históricamente, observamos que ha ido mutando en el tiempo, que se ha “reformado”.
Y no somos ni queremos ser “colaboradores”. Queremos transformar la sociedad y la Universidad. Somos conscientes de que podemos aportar mucho a esa transformación.
Tenemos la firme convicción de que tamaña empresa no puede llevarse a cabo sin organización y por ello, luego de tomar conciencia de la realidad, la primera tarea es organizarnos y construir una identidad a partir de un proyecto político que oriente y guíe nuestra militancia.
Conocemos muchas experiencias de docentes, graduados y estudiantes, que tratan de no reproducir el orden establecido, que cuestionan la sociedad en la que vivimos y la universidad que tenemos, que dan la batalla desde su lugar. Esas experiencias no dejan de ser valiosas; pero se vuelve imprescindible comprender la necesidad de romper con la individualidad. El individualismo, más allá de las posiciones políticas, es un elemento funcional a la reproducción del sistema, y ha calado muy hondo en la sociedad y, como no podía ser de otro modo, en la Universidad. Si no hay ámbito de organización que nos permita desarrollar nuestras potencialidades, toda iniciativa desaparece en su estado embrionario al no adquirir carácter colectivo. Nace la frustración como fuerza desmovilizadora.
“La puesta en pie de organizaciones que articulen en un todo la acción política pero también la investigación teórica, la deliberación democrática y la acción decidida y crítica, y la coordinación con otros sectores en lucha mientras revolucionan las estructuras y se transforman a sí mismas, es el primer paso en la construcción de una estrategia anticapitalista para la Universidad” .
Aktivista, un colectivo de trabajadoras y trabajadores universitarios, ha dado el primer paso; y surge entonces de la conciencia, de una imposición de la realidad, de la necesidad de construir una nueva “trinchera”, y a partir de allí impulsar diversas políticas que encierren en su seno la incentivación a la participación política, a la organización, a la toma de posicionamiento crítico ante la realidad que nos atraviesa, trastocando creativamente la lógica de pasividad y delegación que caracteriza a la vida universitaria y a la vida social en general; que rompa con esa fuerte herencia de fatalismo y resignación traducidos en “las cosas son así” y que problematice el rol socialmente asignado a las profesiones y a los profesionales. Que cuestione el orden establecido y que conciba como horizonte la transformación radical de las (podridas) estructuras en que se asienta el inhumano y miserable sistema en el que nos toca vivir.
En todo momento y lugar, pero sobre todo en un escenario de crisis orgánica del capitalismo y la consecuente profundización de las miserias materiales y humanas resultante de sus contradicciones, todos aquellos sujetos y sectores de la universidad que pensamos que una sociedad diferente es posible, nos vemos interpelados a formar parte de un desafío de magnitud: ser parte activa del conflicto social y constituirnos como un actor destacado en la lucha política nacional.
Por ello, parte del proyecto de Aktivista está vinculado a la inserción en la Universidad y a poder constituirnos como una alternativa política que aglutine docentes y graduados. Asimismo, compartimos el mismo proyecto de Universidad con los compañeros y compañeras de la Corriente de Agrupaciones Universitarias contra la Explotación (CAUCE).
Entendemos que actualmente no existe un debate teórico/político global dentro del ámbito universitario, salvo algunas excepciones; como así tampoco existe la construcción de un conocimiento crítico y totalizador que pueda aportar al análisis de la realidad social en la que vivimos y en definitiva a su transformación. En ese sentido, se torna indispensable construir una propuesta caracterizada por un trabajo serio, a largo plazo y que no tenga como única ambición el triunfo electoral; aglutinando sujetos con capacidad de mirar a las distintas disciplinas científicas críticamente, de manera integral y no aislada ; que cuestionen y reformulen el rol del profesional.
“Porque la Universidad no debería ser una caja de resonancia donde durante años se escuchan las mismas teorías y los mismos análisis. Creemos que es imprescindible constituir un espacio democrático, plural y crítico, que dispute en la lucha por la construcción del conocimiento y que también dispute espacios de poder, con el objetivo de profundizar nuestra lucha por una Universidad y una sociedad distintas” .
Al reconocer a la Universidad en el complejo de relaciones sociales, advertimos como una exigencia aunar lazos y vincularnos con todas aquellas organizaciones o experiencias de lucha que plantean y construyen la independencia política de la clase trabajadora. Esta vinculación puede construirse aquí y ahora, primero con los docentes, no docentes, graduados y estudiantes con quienes podemos discutir, nutrir y consolidar un mismo proyecto de universidad, asumiéndonos como trabajadores y trabajadoras, y buscando la unidad con los sectores en lucha junto con los cuales debemos encontrar nuestro lugar, nuestro puesto de combate, que permita vincularnos e impulsar una fuerza social que construya la hegemonía del proletariado sobre la base de un proyecto político superador que ofrezca una salida favorable al campo popular. Comenzar a construir la posibilidad de esos cambios, abriendo espacios, brechas, cuestionando, comenzando la transformación real, se torna necesario.
No empezamos de cero. Parte de la universidad que queremos ya se encuentra en su seno, disputando formas y contenidos, disputando su dirección. Apostamos a la profundización de esta lucha. Nos sumamos a los que ya están en la “trinchera” y esperamos que se sumen muchos más.
DE CLAUSTROS Y CLAUSTROFOBIAS. MUCHOS MITOS, EXISTEN ACÁ…
“Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime”
Bertolt Brecht
El régimen de gobierno de la Universidad se asienta sobre la base de claustros. Esto es: sectores bien definidos en los cuales se encuentran comprendidos y contenidos los distintos sujetos de la comunidad universitaria, en función del lugar que ocupan en el complejo de producción y reproducción que se desarrolla en el seno de las Casas de Estudio.
Desde la Reforma del `18 las Universidades han sido “co-gobernadas” por profesores, graduados y docentes. Recientemente han sido incorporados en algunas universidades, con un sentido estrictamente testimonial, los no-docentes.
A simple vista, uno podría decir que esta estructura de gobierno se corresponde más con sociedades pretéritas como la feudal .
Lo cierto es que la estructura formal de gobierno universitaria está muy lejos del modelo de “democracia representativa”, el traje que mejor le queda al sistema capitalista mundial desde la Revolución Francesa hasta la actualidad. Una democracia que comenzó siendo “calificada” y a partir de la segunda mitad del siglo XX se consolidó como “de masas”.
“Nuestro régimen universitario —aún el más reciente— es anacrónico. Está fundado sobre una especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La federación universitaria de Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático”. Lo escribieron estudiantes hace 90 años. Hasta los rectores y decanos más recalcitrantes reivindican este hecho histórico. Sin embargo, las cosas no han cambiado demasiado.
La hipótesis que sostenemos es que, por un lado, la conservación de este régimen se debe al resultado de la correlación de fuerzas en el seno de la Universidad. Esto quiere decir que el sector hegemónico-conservador mantiene hasta hoy una buena cuota de poder; y los sectores que vienen luchando por una Universidad democrática y popular desde hace más de 90 años, no han logrado imponer y profundizar sus reivindicaciones, más allá de algunos saltos cualitativos que no se sostuvieron en el tiempo .
Por otro lado, y a diferencia de lo que ocurre a nivel global, donde predomina la democracia formal, el sistema meritocrático es el más conveniente a los sectores universitarios dominantes (y, en consecuencia, a la clase dominante de la sociedad). Se ven imposibilitados, por los fuertes intereses a los que representan, de, por lo menos, “lavarle la cara” a esta estructura podrida. Es ingenuo esperar de su parte, un cambio voluntario en este sentido, lo que significaría su autodestrucción.
Luego, esta forma perversa se traslada a la estructura de las cátedras ; donde el mérito se convierte en mayores derechos.
Aquellos graduados que durante su paso por la carrera no acumularon suficientes “influencias” entre los que tienen el poder dentro de cada disciplina, difícilmente puedan insertarse en la universidad. Esto implica que para aquellos que no comulgan con la ideología y forma de pensar/hacer de la “gestión” los lugares de la universidad le están vedados: el otorgamiento de becas de investigación y concursos está manipulado. De la misma manera, si no pudieron pagarse posgrados quedarán exentos de aspirar a un cargo en la facultad: a la hora de evaluar en un concurso pesan, casi de manera unilateral el título de post grado obtenido, la cantidad de publicaciones y asistencia a congresos como ponentes).
El principio de un hombre/una mujer/un voto, que rige en todos los órdenes de la vida nacional no rigen para la Universidad, donde el voto de un profesor titular vale 37 veces más que el de un estudiante. Esta ponderación es un obstáculo para la unificación de los diferentes sectores de la Universidad, porque alimenta criterios corporativos en la toma de decisiones; estimulando la delegación, elitizando la toma de decisiones, que con una apariencia académica encubre una esencia definidamente política. Así se logra escindir lo ideológico y lo académico como si fueran cosas separadas.
En efecto, el titular diseña los programas de estudio: los súbditos obedecen. El titular es el jurado en la elección de los docentes “auxiliares”: estos, para sobrevivir, se tornan condescendientes. La “libertad de cátedra” es, entonces, la libertad de los titulares, quienes, en muchos casos, conforman la corporación que constituye el dique de contención al proyecto de Universidad popular que buscamos.
Se puede hacer un manual de situaciones de opresión y autoritarismo derivados de este régimen.
Sin embargo, nuevamente sostenemos que la realidad es contradictoria, y que el poder no es una cosa, son relaciones. La lucha por generar relaciones de fuerza que nos permitan contrarrestar la hegemonía dominante está abierta, y tenemos grandes perspectivas.
La disputa de la dirección ideológica y política de la universidad a los sectores que la dirigen para que sea un apéndice del capital y no un centro productor y distribuidor de conocimiento al servicio de la clase trabajadora y la liberación social, es el desafío que proponemos y llevamos adelante, constituyéndonos como una fuerza crítica y creadora en el proceso de producción de conocimiento, buscando organizar la voluntad colectiva de manera horizontal, que convierta el conflicto en lucha y se exprese en múltiples formas, y que dé la batalla contra el corporativismo político de la Universidad.
Los sectores universitarios que protagonizaron la Reforma Universitaria de 1918, los que atravesaron la “Noche de los bastones largos” en 1966 e impulsaron el “Cordobazo” en 1969, los desaparecidos durante la última dictadura militar, comprendieron la necesidad de intervenir políticamente para defender el proyecto político que levantaba en ese momento un sector mayoritario del movimiento universitario, el de la transformación social.
Aquellos estudiantes y docentes dieron el salto cualitativo al sacrificar lo individual en pos del trabajo colectivo, de logros colectivos. Comprendieron que cada batalla librada por los trabajadores con sus organizaciones de base en pos de una transformación social, debía ser una directiva inmediata para la reflexión, la organización y la acción en defensa de los intereses de esa clase (de la que muchos estudiantes provenían, que componían junto a docentes y graduados). Nos reconocemos como continuadores de esas experiencias.
UNA VEZ QUE SE ES CONSCIENTE, NO HAY TIEMPO QUE PERDER
El fundamento principal de la división en claustros, como bien lo observó el movimiento universitario en 1918, se sustenta en un derecho divino de quienes detentan el “conocimiento”: los profesores (en rigor de verdad, sólo unos pocos profesores –menos del 10%-); luego quienes son puestos en la función de “rueda de auxilio” de aquéllos: los graduados (la mayoría de los cuales son docentes a quienes se los margina de la representación, discusión y dirección en el claustro de profesores); le siguen quienes son sólo alumnos –sin “luz”- y a quienes se les otorga un rol pasivo en la producción de conocimiento: los estudiantes; y finalmente, como furgón de cola, los demás trabajadores: los no-docentes, a quienes se considera incapacitados para discutir y decidir en las problemáticas que se suceden en su lugar de trabajo: la Universidad.
Esta división oculta la lucha de clases y los distintos proyectos políticos que existen al interior de la Universidad. Al mismo tiempo, dicha escisión jerárquica es funcional a las camarillas que conforman algunos docentes por sobre otros, docentes unidos por sus intereses y que excluyen al resto de los pares de su “pacto corporativo”, es causa de la opresión (“académica” y “política”) que sufren la gran mayoría de los trabajadores docentes; aborta la democracia interna que tiene que imperar en el seno del colectivo universitario; alimenta el individualismo y el carrerismo; acalla voces disidentes y asfixia la unidad fundada en un proyecto político y no en el sectorialismo.
Si bien impulsamos una batalla cultural y política en todos los ámbitos de la Universidad, y pensamos que el problema pasa por “el “todo” y no sólo por los canales formales de decisión, entendemos que la abolición de los claustros y la deliberación conjunta en espacios democráticos puede tender a la dinamización y democratización de los espacios de disputa política, hoy prácticamente fosilizados, a la eliminación de privilegios y es un terreno más favorable para que los universitarios profundicemos un proceso de participación y discusión en el que pongamos en debate el rol de la Universidad en el marco de la sociedad de clases, y sobre todo para incidir en la transformación de la universidad y de la sociedad.
Una Universidad popular, científica y crítica sólo puede sostenerse rompiendo con cualquier pretensión de neutralidad de la ciencia (neutralidad en el método de abordaje de la realidad y en la producción concreta que resulta de ella). La “ciencia” es una construcción humana y como tal está determinada por personas que tienen intereses y posiciones políticas. Es una construcción esencialmente política.
De modo que el núcleo de la disputa tienen que ser los proyectos políticos, y no las mezquindades sectoriales. Las diferencias no pasan por si somos docentes o estudiantes; eso empantana la discusión política y es el terreno al que pretenden llevarnos las camarillas.
Nuestro proyecto político es una educación que rompa con el modelo tradicional que plantea la relación educativa en tanto dominación del educador por sobre el educando a través del control del conocimiento.
Nuestro proyecto político es la organización y la acción, torcer la relación de fuerzas existente y convertirlo en hegemonía.
Nuestro proyecto político es demoler las actuales estructuras podridas y construir una Universidad popular: un edificio nuevo en el que se genere un conocimiento colectivo al servicio de los intereses y necesidades de la clase trabajadora; en el que no se “produzca” mano de obra calificada al servicio del mercado, sino preparación intelectual para suministrar a la fuerza social y política encargada de cumplir el papel histórico de enterrar al capitalismo.
Aktivista
Colectivo de Trabajo Universitario
La Ciega- Colectivo de Abogados Populares – Graduados de Humanidades – Graduados de Periodismo y Comunicación Social
Es posible identificar algunas continuidades entre lo ocurrido en la última dictadura militar y lo que ocurre en las cárceles hoy en día, e inclusive, entre lo que pasaba y continua pasando en
Desde hace 15 días que un grupo de 150 detenidos alojados en la unidad 9, en los pabellones universitarios y de trabajadores se encuentran en huelga de hambre. Reclaman una serie de modificaciones al código penal y al código procesal penal. Entienden que en los últimos años, se han sucedido una serie de reformas a estas leyes que fueron endureciendo y estableciendo criterios cada vez más restrictivos a la hora de conceder una excarcelación o una medida de morigeración a la prisión preventiva. En
Detenidos de otras unidades, como
La irracionalidad del sistema penal argentino, que atiende únicamente a los intereses de las clases dominantes, atemorizadas por la “delincuencia” hace que las cárceles del país se llenen de jóvenes y pobres, donde reina el sálvese quien pueda. En el año 2008 murieron 112 personas en cárceles de la provincia de Buenos Aires, en el 2007 murieron 101 y así año tras año. Los hechos violentos (agresiones del personal penitenciario, entre internos, etc.) según informa el propio SPB, fueron más de 7.000.
En el marco de un Habeas Corpus presentado en el año 2009 en beneficio de los detenidos en
Un ultimo paralelismo que destacamos en este articulo, es el silencio mediático que cubre todas estas aberraciones, la complicidad de los grandes medios masivos de (des)información. Prácticamente nada han dichos los medios, ni canal 13, ni el 7, ni clarín, ni pagina 12. En esto están juntos quienes juegan a ser distintos, por mas que algunos se digan defensores de los DDHH, y mucho digan de lo ocurrido en la dictadura, todos callan las violaciones sistemáticas a los DDHH que ocurren a diario en nuestra “cárceles de la democracia”.-